Voces sencillas que hablan al corazón

Los escolanos del santuario de Montserrat reciben una formación musical y humana personalizada

Escolania Montserrat niños cantores

Texto y fotos: GLÒRIA CARRIZOSA SERVITJEl | Arnau, Roc y Niels tienen las bolsas preparadas, como cada viernes, para pasar el fin de semana con sus familias. Forman parte de la Escolanía del santuario de Montserrat, en Barcelona, viven juntos las 24 horas del día y su relación es más de hermanos que de amigos. El domingo, sus padres les acompañarán de regreso para que puedan cantar en la misa, pero ese día los escolanos lo dedican a la familia.

Comen juntos y pasan su tiempo libre con ellos. La comunidad benedictina se ha adaptado a los nuevos tiempos y valora mucho más el contacto de la familia con los niños. Arnau Buch, de la Garriga, es uno de los más veteranos, cursa segundo de ESO y este es su último curso en el monasterio. Pero no se irá con la mochila vacía: la excelente formación en valores y, por supuesto, una gran preparación musical seguro que marcarán su vida.

“Hay una serie de tópicos relacionados con la Escolanía: que si es un seminario para formar monjes, que si son niños huérfanos, que, al contrario, son niños de familias muy ricas… En realidad, todos los niños son muy normales, tienen grandes voces e interés por la música clásica, pero se comportan como los otros niños de su edad”, explica el hermano Sergi d’Assís Gelpí, prefecto de la Escolanía desde el año pasado.Escolania Montserrat niños cantores

Este joven monje, de 36 años, es la excepción. Él se formó como escolano y, al cabo de muchos años, decidió que su vocación era la Vida Religiosa. Pero la Escolanía nunca ha funcionado como un seminario. Lo que sí se ofrece a los muchachos es una formación cristiana convencida. “Nos interesa que crezcan como personas globalmente –afirma el prefecto–, con unos valores y unos criterios que les ayuden en la vida”.

La Escolanía es una de las escuelas de música más antiguas de Europa. Empezó a funcionar en el siglo XIII, siempre al servicio del Santuario de la Virgen, bajo la dirección de los monjes benedictinos de la abadía. Actualmente, está formada por un coro de 52 niños, con un color de voz específico, que se consigue por la mezcla de voces de 9 a 14 años. Ya no es un internado, porque los niños tienen la opción de marchar cada día a su casa, aunque por la distancia, la mayoría optan por estar en la residencia.

Una grata sorpresa

La forma más rápida de ponerse en contacto con ellos es a través de su web: www.escolania.cat. El prefecto les invita a conocer el proyecto, y los padres quedan gratamente sorprendidos: unas instalaciones nuevas –se reformó toda la residencia hace diez años– y una formación académica y musical muy personalizada. Disponen de 30 profesores y educadores para 52 alumnos, con un promedio de diez alumnos por curso.

El principal requisito es que tengan una buena voz y habilidad para el lenguaje musical, un buen rendimiento escolar y capacidad de adaptación y sociabilidad. “Este año ha sido el primero que he comunicado a 14 familias que habíamos aceptado a sus hijos. Una madre incluso dejó el teléfono y empezó a gritar de alegría”, explica Sergi d’Assís.

En el nº 2.778 de Vida Nueva. Reportaje completo para suscriptores.

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