Proyecto Hombre Granada ha detectado un crecimiento de un 30% de casos en solo un año
Las diversas acciones de terapia incluyen el ocio compartido
JAIME VÁZQUEZ ALLEGUE | “Una de las causas del aumento de la drogodependencia juvenil es la crisis económica. Pero a esta se une la profunda crisis de valores que vive nuestra sociedad, la de los modelos educativos que conduce al fracaso escolar, la que provoca la desestructuración familiar y la desaparición de modelos de identidad”. Son palabras de Manuel Mingorance, director de Proyecto Hombre Granada, al analizar el espectacular aumento de drogodependencia juvenil que está viviendo la provincia andaluza.
Mingorance estudió medicina para ser médico y después teología para ordenarse de sacerdote. Hoy es el responsable de una delegación provincial que puso en marcha, en el año 2000, con motivo del año del Jubileo, Juan García-Santacruz, entonces obispo de Guadix-Baza. Lo que nació como Fundación Granadina de Solidaridad Virgen de las Angustias se trataba de una iniciativa social a la que se sumó de inmediato el que era arzobispo de Granada, Antonio Cañizares.
El obispo Gines Garcia Beltran y Manuel Mingorance, director de Proyecto Hombre Granada
Hoy, Proyecto Hombre Granada se define como una fundación aconfesional que cuenta con el apoyo de ayuntamientos, empresas y, sobre todo, de la archidiócesis de Granada y la diócesis de Guadix, cuyo actual obispo, Ginés García Beltrán, preside el Patronato.
Proyecto Hombre Granada tiene cuatro sedes. En Granada capital está el centro de tratamiento ambulatorio de acogida. En Huétor Santillán, un pueblo del área metropolitana, se encuentra la comunidad terapéutica. En Motril hay otro centro de tratamiento y acogida. Y en Guadix hay un centro de asesoramiento e información. Dispone de más de 100 voluntarios y colaboradores que configuran un equipo multidisciplinar de personas cualificadas y profesionales del mundo sanitario, jurídico y social. Cuenta con una gran variedad de programas de prevención, de intervenciones terapéuticas y otros servicios que ofrecen a quienes llegan a sus centros.
Visión global y humanista
Proyecto Hombre Granada cuenta con una visión global del abordaje de las drogodependencias, ofrece un enfoque humanista de la intervención, trabaja con una línea metodológica con amplia base educativa, incide de manera implícita en la potenciación de la autonomía personal y de los valores, da gran importancia a la formación como elemento de cambio de la persona, concede a la familia el papel relevante que le corresponde y promueve la participación social de otros colectivos.
Estos días, el proyecto es noticia por el espectacular incremento de consumidores jóvenes que se acercan a sus sedes. Sus edades están entre los 14 y los 18 años. Son policonsumidores, toman cocaína, hachís, alcohol, heroína mezclada con cocaína y cannabis. Por lo general, tienen una baja percepción del riesgo que produce el consumo frecuente y, en muchas ocasiones, no son conscientes de su dependencia.
Mingorance, “el cura que cura”, como lo llaman en la ciudad, denuncia el aumento de la demanda de ayuda por parte de menores que, en su mayoría, tienen problemas de conducta asociados a los de consumo, baja motivación y alto grado de fracaso escolar. Además, este año se ha multiplicado la llegada de menores enviados por Protección de Menores y Reforma Juvenil.
Todo esto ha hecho que Proyecto Hombre Granada desarrolle una iniciativa terapéutica que afronte el problema de la dependencia desde una dimensión psicosocial. Una iniciativa que empieza a dar sus frutos y que está demostrando que el tratamiento psicoterapéutico produce mejores resultados que cualquier otro tipo de tratamiento farmacológico o típicamente sanitario.
El programa terapéutico basa su metodología en distintas corrientes de la psicología actual que proporcionan el sustrato teórico a la hora de elaborar los procesos terapéuticos. Se trabaja desde una base humanista en la concepción de la persona y el problema de la droga, que presupone que uno mismo puede ser capaz de cambiar y rediseñar su proyecto de vida. Este método considera la autoayuda como un elemento fundamental en el proceso terapéutico. Por eso cuentan con una serie de terapias de tratamiento (apoyo personal y motivacional) y otros programas de prevención que se realizan en centros de educación secundaria y talleres informativos.
Los procesos suelen durar un par de años, según la actitud y voluntad de la persona. Los resultados son bastante satisfactorios si los comparamos con los procesos de reinserción de drogodependencia de programas farmacológicos. Ya se ha demostrado que, con este método psicoterapéutico, el 60% de los consumidores consiguen terminar el proceso y el 75% de ellos no vuelven a recaer en ningún tipo de consumo dependiente.
Además, han puesto en marcha un programa específico más educativo que terapéutico a través de un taller de prevención del consumo para jóvenes en riesgo. El programa está dirigido a jóvenes de entre 16 y 25 años que se encuentran consumiendo algún tipo de sustancias y viven una situación de riesgo. Su objetivo es dotar a los jóvenes de los recursos personales necesarios para enfrentarse a su situación.
El perfil cada vez más joven de los dependientes se sitúa en un ambiente familiar inestable y poco consciente del problema. Aunque, en su mayoría, han terminado el Graduado Escolar, una buena parte de los jóvenes viven sometidos a las consecuencias del fracaso educativo. Tienen delitos pendientes motivados por el consumo –robos o hurtos, en la mayoría de las ocasiones–, con condenas de poca duración.
En los últimos meses de este año, Proyecto Hombre Granada ha situado el aumento de la dependencia de jóvenes y adolescentes en un 30% con respecto a las cifras del año 2010. Para Mingorance, el origen de este repunte lo encontramos en las diferentes crisis económica, educativa y de valores que afecta a los jóvenes y adolescentes de dos maneras. Por un lado, aquellos que, siendo consumidores, se encuentran sin recursos económicos para seguir consumiendo. Y, por otro lado, aquellos que comienzan a consumir ante la frustración en que se encuentran.
Todo ello hace que sitúen en un lugar preferencial su método de trabajo para lograr la reinserción del joven en su medio de forma rápida.
Además de los voluntarios, el apoyo de las familias es fundamental
Esencial apoyo de la familia
El Programa Joven trabaja con dinámicas personalizadas y en grupos. A través de talleres de habilidades sociales y educación para el tiempo libre, los psicólogos y pedagogos pretenden estimular los sentimientos de autoestima y las emociones de los jóvenes y adolescentes contando con el entorno familiar completo. Manuel Mingorance reconoce que la recuperación del entorno familiar es fundamental en el proceso de reinserción porque, señala, cada caso es único y particular.
Por esa razón, el Programa Joven es más amplio que otros programas terapéuticos, ya que no solo está dirigido a jóvenes y adolescentes con consumos consolidados de drogas, sino que también se acerca a aquellos jóvenes incipientes en el mundo de la dependencia. Elena Cámara, psicóloga y terapeuta del Programa Joven, afirma que, en el proceso de ayuda a los jóvenes y adolescentes, la familia juega un papel muy importante, haciendo que el menor afronte y tome las riendas de su vida de forma responsable y sana.
Además de la dependencia en el consumo de drogas, el Programa Joven también se abre a otras adicciones que provocan trastornos psicológicos y problemas de relación con los demás. El uso abusivo del teléfono móvil, Internet y todo tipo de juegos relacionados con las nuevas tecnologías se están convirtiendo hoy en nuevas formas de dependencia y en el origen de graves problemas personales, como el fracaso escolar, la apatía, la desmotivación, la agresividad y el desencanto con uno mismo.
La opción por los jóvenes de Proyecto Hombre Granada es una apuesta por el futuro, por las nuevas generaciones y por el desarrollo de una sociedad de valores que tiene en el humanismo su principal razón de ser.
En el nº 2.777 de Vida Nueva.
