Vicente Jiménez, un hombre bueno y dialogante

Vicente Jiménez obispo Santander presidente Comisión Vida Consagrada

Vicente Jiménez obispo Santander presidente Comisión Vida Consagrada

JUAN RUBIO. Foto: SE QUINTANA | Su caso fue una excepción. Después se repitió con el obispo de Tenerife. El Papa lo nombró obispo de su propia diócesis, Osma-Soria. La vida sacerdotal de Vicente Jiménez había estado ligada a la formación del clero. Vicario episcopal y después vicario general con obispos como Diéguez, Braulio Rodríguez y Francisco Pérez, el clero de su diócesis lo aceptó plenamente.

Pasó poco tiempo allí como obispo, aunque lleva a El Burgo de Osma en su corazón. Fue llamado a ocupar la sede de Santander y a trabajar en algunos campos como el de la pastoral penitenciaria, en donde guardan un buen recuerdo de él por su mesura, sencillez, alegría contagiosa y serenidad.

Vicente Jiménez es hombre de diálogo, de ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Trabaja muchas horas y tiene tiempo para leer. Formado en las disciplinas de la Moral junto a su maestro Bernard Häring en su estadía romana. En sus años como vicario general conoció de cerca las dificultades del gobierno, pero sobre todo pudo conocer la riqueza que hay en la Iglesia. En estas semanas está haciendo la visita pastoral a su diócesis y todos los días son buenos para aprender de los cántabros, de su historia y realidad; de su riqueza y valores.

Cuando los obispos le pidieron que se hiciera cargo de la Vida Consagrada, pensó que era otro momento para aprender. Y se entregó a ella en alma y cuerpo, sin dejar de trabajar en una diócesis como la suya, en la que su presencia es constante y frecuente en toda la vida social, cultural y religiosa.

En el nº 2.776 de Vida Nueva.

 

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