La Misión Metrópolis y el Atrio de los Gentiles, prioridades del nuevo Plan Pastoral barcelonés
JORDI LLISTERRI. BARCELONA | La visita de Benedicto XVI a Barcelona para consagrar la Sagrada Familia, de la que se ha cumplido ahora un año, no debe ser el final sino el principio de una nueva etapa. Este es el empuje que plantea el cardenal Lluís Martínez Sistach en la carta pastoral Nueva Evangelización y Solidaridad, en la que presenta el Plan Pastoral Diocesano para los próximos cuatro años. “Que nuestra Iglesia de Barcelona sea más y más evangelizadora”; este es el reto principal.
La carta repasa los objetivos prioritarios del Plan Pastoral, que incluye un total de 41 propuestas de actuación, pero incide especialmente en la Nueva Evangelización. Relacionado con este reto eclesial, durante el próximo año, Barcelona acogerá la celebración de dos iniciativas que responden a esta necesidad: la Misión Metrópolis y una sesión del Atrio de los Gentiles.
La capital catalana es una de las doce ciudades europeas que ha respondido a la propuesta del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización de celebrar en la Cuaresma de 2012 la Misión Metrópolis, con el fin de ofrecer una experiencia válida para los trabajos del Sínodo de Obispos que, el próximo año, se dedicará a la Nueva Evangelización. Habrá actividades visibles alrededor de la catedral, como la lectura continuada de los Evangelios, catequesis con jóvenes, familias y catecúmenos, o la realización de un gesto de caridad destacado.
También en 2012 se celebrará en Barcelona una de las sesiones del Atrio de los Gentiles, que promueve el Pontificio Consejo para la Cultura, y que se articulará alrededor de la Sagrada Familia. Sistach lo presenta en continuidad con el hecho de que en la archidiócesis “ya se está trabajando desde hace tiempo en el diálogo entre fe y cultura, entre creyentes y no creyentes”, especialmente a través de la Fundación Joan Maragall.
A entender del cardenal, la Nueva Evangelización “consiste en el coraje de atreverse a transitar por nuevos caminos ante las nuevas condiciones en las cuales la Iglesia está llamada a vivir hoy el anuncio del Evangelio”. Para ello, advierte que “no es suficiente una nueva organización de la vida eclesial; se trata ante todo de una actitud profunda de los cristianos”.
Sistach toma como referencia la Evangelii nuntiandi, de Pablo VI, “documento todavía muy actual”, para argumentar que “en la evangelización no hay uno que da y otro que recibe. Los dos dan y reciben”. Además, pone el acento en el acompañamiento de los catecúmenos –“una realidad creciente: la petición por parte de jóvenes y adultos del bautismo”–, destacando el trabajo realizado desde 2002 por el Servicio Diocesano para el Catecumenado.
Otro objetivo es la iniciación cristiana, “porque se constata con frecuencia que hay muchos bautizados poco evangelizados”. El cardenal propone el acercamiento desde una actitud acogedora que lleve a “mirar a las personas y sus situaciones con una mirada de amor y con una actitud que indiquen las palabras de Jesús: ‘No he venido a condenar el mundo, sino a salvarlo’”.
En este ámbito, destaca el protagonismo de los laicos, “como testimonios de Jesucristo con su vida y también con su palabra”. Algo en lo que se trabaja a través del itinerario de renovación cristiana Volver a creer, impulsado por el sacerdote Xavier Morlans y que se ha extendido a varias parroquias de Cataluña.
La “cifra aterradora” de cinco millones de parados
Una de las prioridades que se repite del Plan Pastoral anterior es el ejercicio de la caridad. Desde el inicio de la crisis, las personas atendidas por las iniciativas sociales de la Iglesia de Barcelona se han duplicado. Este dato es un ejemplo de la valoración positiva del trabajo realizado hasta ahora, y que se constató en este inicio de curso con una celebración en la Sagrada Familia.
Ahora, Sistach invita a “tomar mayor conciencia de la necesidad de compartir lo que tenemos” ante la “cifra aterradora” de los cinco millones de parados que se registran en el conjunto de España. El cardenal hace una propuesta de “amor gratuito”, pero también exige “actuaciones de los gobiernos, partidos políticos, patronales, sindicatos y grupos sociales más unitarias en orden a detectar las causas de la crisis y encontrar soluciones”.
En el nº 2.776 de Vida Nueva.
