Socorro Martínez

Relanzamiento de las CEB

Socorro Martínez es una religiosa mexicana del Sagrado Corazón que desde los años 70 ha participado en las Comunidades Eclesiales de Base (CEB). A partir de 2005 colabora en la Articulación Continental de las CEB y justamente, en el ejercicio de este servicio, ha coordinado recientemente en Bogotá, y en convenio con ITEPAL, el curso de: “Relanzamiento de las CEB en el Continente”. La Hna. Socorro compartió con Vida Nueva Colombia sus reflexiones sobre el momento que viven las CEB en América Latina.

Vida Nueva Colombia: ¿Con el paso de los años, qué ha cambiado y qué permanece en las CEB?
Socorro Martínez: Yo creo que una tarea de las CEB es estar siempre atenta a discernir los “signos de los tiempos”. Algunos dicen que las Comunidades se acabaron, que ya no son como en los 70. Otros nos preguntan: ¿qué pasó con las Comunidades? Y yo pienso que a veces a la gente se le olvida que el tiempo avanza, que estamos insertos en un contexto totalmente diferente al de Medellín, cuando surgieron las CEB. Lo que no cambia es lo esencial: son comunidades de fe, son comunidades en el seguimiento de Jesús y son comunidades que quieren realizar el proyecto del Reino. Por lo tanto, son comunidades comprometidas con los más pobres. Claro está, en cada país se dan algunos matices diferentes y concretos.
VNC: ¿Cómo es, en general, el día a día de las CEB?
SM: Desde lo que yo conozco, sigue siendo fundamental la reunión de la comunidad, la reflexión de la realidad a la luz de la fe, la Palabra de Dios, y las acciones concretas que se desarrollan. Esto se da de muchas formas, de manera ministerial. El día a día es muy solidario, con grandes causas pero también con una presencia perseverante. Donde otros se desaniman, las Comunidades perseveran. Se asumen pequeños y grandes compromisos. Se comparten las penas que hacen parte de la vida de la gente. A mí siempre me resultan significativos los gestos de cercanía, por ejemplo, cuando un viejito está enfermo o se está muriendo y la comunidad llega para acompañarlo y reconfortarlo. Esas cosas me impresionan. Y cuando le pregunto a la gente por qué lo hace, la respuesta casi siempre es la misma: “porque Dios me lo pide”.
VNC: ¿Cuáles son en este momento las opciones prioritarias de las CEB?
SM: Cuando nos reunimos en Santa Cruz – Bolivia, en el último encuentro latinoamericano y caribeño, en 2008, definimos cuatro grandes orientaciones: (1) En primer lugar, el “relanzamiento”. Antes de preguntarnos sobre qué podemos hacer para revitalizar la Iglesia, reconocemos que las mismas Comunidades somos Iglesia y necesitamos revitalizarnos. (2) En segundo lugar están las “redes de luchas sociales”: ¿cómo podemos unirnos a otras organizaciones? En este asunto, lo ecológico ocupa un lugar prioritario. Por eso las CEB participan en procesos de lucha que tocan la vida de las mismas comunidades: represas, hidroeléctricas, etc. (3) Otra prioridad está referida al mundo de las “comunicaciones”. Nos estamos cuestionando cómo hacer un uso de las tecnologías de la comunicación para el bien del pueblo de Dios. (4) Finalmente, la cuarta orientación está referida a la “formación”. La Comunidad siempre pide orientación y fundamentación para seguir adelante. Por eso, desde la formación volvemos a la identidad para fortalecerla y ofrecer herramientas a quienes animan las Comunidades.
VNC: ¿De este modo las CEB viven su profetismo?
SM: Hablar de profetismo siempre es muy peligroso. Pienso que las comunidades siguen siendo proféticas en su forma de trabajar desde abajo. Muchas personas que aparentemente “no valen mucho”, se tornan sujetos y protagonistas. Las CEB proponen otras maneras de vivir como Iglesia y sentirse persona, otras búsquedas. En estos días alguien me dijo: “yo tenía hambre de algo, pero no sabía de qué… ahora estoy dedicado a rescatar a los muchachos de las drogas”. No es tanto lo que se hace sino la manera como se hace lo que evidencia el profetismo de las CEB.

VNC: ¿Qué diferencia a las CEB de los nuevos movimientos religiosos?
SM: La Comunidad de Base es parte de la Iglesia sacramento, es la primera estructura de la Iglesia, la Iglesia en pequeñito. El movimiento es parte de la Iglesia carismática, es un carisma dentro de la Iglesia que incluso podría desaparecer. Algunas relaciones se tornan complejas cuando los movimientos pretenden imponerse en la vida de las iglesias locales. Las CEB están en comunión con la Iglesia de una manera distinta, más participativa e inserta en la realidad.
VNC: ¿Son las CEB una opción alternativa al modelo tradicional de Iglesia?
SM: Precisamente ese ha sido uno de sus mayores conflictos. Las CEB quieren vivir un modelo diferente que hunde sus raíces en las primeras comunidades cristianas. En ese sentido son antiguas. Pero también son nuevas ante un modelo de cristiandad que no va más. Frente a los signos de marginación y pobreza, las CEB buscan ser más personales, incluyentes, fraternas, misioneras… y menos limitadas a la iglesia-templo. Hoy las CEB quieren llegar a los nuevos sectores de marginación.
VNC: ¿Cuáles son esos nuevos sectores?
SM: Uno de los escenarios a donde se quiere llegar es a los jóvenes. Son muy importantes. La pérdida de contacto de muchas Comunidades con ellos genera grandes interrogantes. Por otra parte, las CEB tienen una identidad misionera, quieren llegar a donde no llega la parroquia, especialmente a las nuevas pobrezas…
VNC: Esta manera de comprender la misión ha generado tensiones también al interior de la misma Iglesia, ¿considera que ya se superaron?
SM: Sí y no. Las CEB han pasado por etapas de persecución e incluso de indiferencia. Personalmente creo que la indiferencia es peor que la persecución. Con Aparecida hay una nueva situación. Hoy tenemos un gran respaldo en países como Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil. Pero en otros muchos lugares no ha sido así, como en el caso de Sucumbíos en Ecuador.
VNC: ¿Qué aportó Aparecida a la identidad y a la misión de las CEB?
SM: Aparecida ha sido una oportunidad para reafirmar la opción que ya se tenía. Por eso se está realizando en América Latina lo que se ha denominado el “relanzamiento” de las CEB, con el deseo de fortalecer las Comunidades con mayor vitalidad, para entusiasmar y superar la indiferencia con nuevas propuestas al servicio de la Iglesia pueblo de Dios. En el “relanzamiento” se va dando un rejuvenecimiento, donde se procura integrar a los niños, a los jóvenes, y se enfatiza el papel de la mujer. Así, queremos fortalecer nuestra identidad y ofrecer nuevas herramientas para contagiar desde lo contra-cultural.
VNC: ¿Y cuál ha sido la respuesta a esta propuesta de “relanzamiento”?
SM: La respuesta ha sido muy positiva, se está dando un nuevo aire misionero en consonancia con la misión que planteó Aparecida y reconociendo a los distintos sujetos. Las CEB siguen siendo una misma comunidad, compuesta por sujetos que participan de manera diferenciada. Es el caso de los niños, los jóvenes y los adultos. Pero lo interesante es que, como dije, siguen siendo una misma comunidad. Pongo un ejemplo. Hace poco en México se realizó un encuentro expresamente para los jóvenes de las CEB. Sin embargo, este encuentro contó con el apoyo y la acogida de los adultos en muchos detalles logísticos. Ya se empiezan a ver bonitos frutos. Las comunidades celebran juntas, tienen convivencias juntas, se forman juntas… Escuché a una hermana decir con gran entusiasmo: “me empoderé”. De eso se trata.
VNC: En el caso de Colombia, ¿cómo percibe el funcionamiento y la articulación de las CEB?
SM: Hace unos años, en un encuentro que tuvimos, una persona de Colombia expresó que “las CEB han sido muy perseguidas”. Es posible que ello haya llevado a una fragmentación. Existe una coordinación nacional y conozco varias experiencias muy valiosas. También sé de Comunidades que se orientan mucho por la parte bíblica. Sin embargo, desde afuera se percibe que las CEB en Colombia están muy solas, con poco acompañamiento por parte de la misma Iglesia, sin desconocer que hay varias congregaciones religiosas que se encuentran muy comprometidas.
VNC: Para finalizar, una pregunta en clave vocacional. En estos tiempos de crisis, adormecimientos y abandonos… ¿qué la sostiene en su misión con las CEB?
SM: En primer lugar, la gente misma, especialmente los pobres. Conocer su historia, su solidaridad, sus búsquedas, cómo viven y transmiten a Dios es una bendición, un motivo para caminar. Por otra parte, un gran convencimiento me sostiene: esta es la Iglesia de Jesús y por aquí transita el proyecto del Reino que él predicó. VNC
TEXTO: ÓSCAR ELIZALDE
FOTOS: VNC

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