El asesinato de Gadafi abre la puerta a una nueva Libia

La muerte del dictador Gadafi se ha celebrado en toda Libia

MARÍA GÓMEZ | La captura y posterior asesinato de Muamar Gadafi el 20 de octubre ponía fin a un régimen de más de 40 años de terrible dictadura, que empezó a tambalearse a principios de este año, con una revolución popular enmarcada en la primavera árabe. Las cruentas imágenes de la muerte han recorrido todo el planeta durante días.

A la espera de que se inicie la investigación pedida por la ONU, la versión más plausible es que Gadafi murió poco antes de llegar al hospital de Sirte tras un disparo en la cabeza realizado por un miliciano rebelde; otras hipótesis apuntaban a las heridas causadas por el bombardeo de la OTAN.

Tras la nota del Vaticano el mismo jueves, una de las primeras reacciones de Iglesia fue la de Tommaso Caputo, nuncio apostólico en Libia y Malta. “Frente a la muerte de un hombre, siempre deben prevalecer los sentimientos de piedad cristiana, así como humanos. Por tanto, uno no se puede regocijar por un epílogo, la muerte del coronel Gadafi, que se encuadra aún en el signo de un conflicto que se prolongó durante un largo período y que provocó el sacrificio de muchas vidas humanas”. De cara al futuro, el nuncio quiere priorizar la reconciliación nacional.

“¿Cómo puede ser que los países occidentales civilizados tengan que recurrir a la violencia de las armas para derrocar a un dictador?”, se preguntaba Giovanni Martinelli, vicario apostólico de Trípoli, criticando la acción de la OTAN. En una entrevista en el diario alemán Die Welt, el obispo lamenta el modo en que se ha acabado con el dictador, pero comprende la brutalidad de la guerra.

Martinelli asegura que no habrá una nueva dictadura. “Es muy pronto para decir cómo cambiará la situación –opina el arzobispo de Túnez, Maroun Lahham–. El camino hacia la democracia y la estabilidad no será sencillo”.

Hablando también sobre el final del tirano, declara: “Cierto, Gadafi no era el Padre Pío, pero, desde el punto de vista humano, no se hace así. Si lo habían capturado herido, debían haberlo mantenido vivo y juzgarlo”.

En el nº 2.774 de Vida Nueva.

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  • Con acento: ¿Construyendo democracias?, por Amparo Martínez Guerra, profesora de Derecho Penal Internacional. Universidad Pontificia Comillas, ICADE (Madrid)
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