Asunción Codes: “Creemos en los laicos como portadores del carisma”

Coordinadora general de la Compañía de Santa Teresa de Jesús

Texto y fotos: DARÍO MENOR | La Compañía de Santa Teresa de Jesús, el instituto religioso femenino fundado por Enrique de Ossó, tiene nueva coordinadora general, la española Asunción Codes. Con experiencia en cargos de su responsabilidad tras sus etapas como provincial y vicepresidenta de CONFER, Codes defiende la vida consagrada apostólica, que se “parte la cara” en las fronteras de la sociedad, y explica el proceso de reorganización de la Compañía, formada por 1.442 hermanas presentes en 24 países.

– ¿Cómo tienen previsto reorganizar la Compañía?

– Un paso importante ha sido la creación de una fundación donde se encuadran los 23 colegios de España. Esta unión se lleva a cabo para hacer frente a lo que puedan necesitar y asegurar la presencia de los laicos dentro de la familia teresiana. Estamos satisfechas de la fundación, cuya titularidad será cuidada por la Compañía en comunión con los laicos. Creemos en ellos como portadores del carisma y para que desempeñen puestos de dirección. En otros países, la fórmula puede ser diferente, aunque esté siempre presente la apuesta clara y firme por el laicado. A otros niveles, empezamos a compartir dentro de las provincias recursos y formación. Se trata de una unión desde abajo hacia arriba. Queremos fortalecer el tejido social del instituto, creando redes que al final lleven a la unión de provincias.

“Queremos asegurar la presencia de los laicos
dentro de la familia teresiana.
Creemos en ellos
como portadores del carisma”

– ¿Cómo trabajan con los laicos para que asuman responsabilidades tan importantes para el instituto?

– Debido a nuestra tradición educativa, hemos cuidado siempre mucho al laicado de los colegios. Contamos desde hace años con planes de formación específicos para el profesorado. Es una formación en el carisma teresiano, desarrollando siempre la calidad humana. En cuanto nuestra misión se diversificó, comenzaron a llegarnos laicos a través de otros canales. Hemos propuesto seminarios y formación en el carisma de forma particular a estos laicos.

– ¿Supone un riesgo dar tanta responsabilidad a los laicos?

– Cuidamos mucho las formas con estatutos, acuerdos y reglamentaciones. No somos ni ingenuas ni desconfiadas. Nuestro laicado nos quiere y quiere nuestro carisma. El hecho de creer en el laicado supone un compromiso de acompañamiento por nuestra parte, de forma que el laico triunfe y sea compañero.

Ataques a la Vida Religiosa

– ¿A qué achaca las divisiones en la Iglesia y los ataques a la Vida Religiosa?

– Vivo la situación con dolor. Me ha dado mucha esperanza conocer al nuevo prefecto de la Congregación para los Religiosos, João Bráz de Aviz. Para mí, las personas constituyen un mayor signo de esperanza que los documentos. La vida consagrada apostólica tiene sentido, pese a quienes critican que se inserte en la realidad de la vida. Al mismo tiempo, hay un intento de volver a la vida monástica con un estilo del siglo XVI. Hay una concepción de que la vida religiosa femenina debe asemejarse a la vida contemplativa. No se acepta con carta de identidad una vida consagrada que nace en el siglo XIX por su acercamiento a la realidad y su intento de dar respuestas. Durante mucho tiempo, en la vida consagrada apostólica no hemos tenido un cuadro jurídico apropiado. Es injusto que no se reconozca como una vida religiosa legítima la labor de mucha gente que se está partiendo la cara en las fronteras. Nuestro referente es siempre Jesús, es él quien nos hace que estemos en las fronteras culturales, religiosas, sociales…

“Es injusto que no se reconozca
como una vida religiosa legítima
la labor de mucha gente
que se parte la cara en las fronteras”

– ¿Le duele la poca presencia de las mujeres en los puestos de decisión de la Iglesia?

– ¿Cómo no nos va a doler? Y nos indigna. Es un problema cultural, que dentro de la Iglesia se acrecienta porque se sacraliza. Las mujeres llevamos con nosotras toda la carga cultural que nos ha impedido vivir en igualdad. Eso sí, nosotras también debemos abrirnos paso, tenemos que dignificarnos. Me apena que lo que no conseguiremos por convicción lo haremos por necesidad. Aunque ni usted ni yo lo veremos, primero se concederá al varón casado ser sacerdote y, después, en un día lejano, a la mujer.

En el nº 2.772 de Vida Nueva (entrevista íntegra para suscriptores).

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