… también en la Iglesia

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | A la Iglesia le corresponde ahora atemperar ánimos y no desesperar más. Es tiempo de callar y alentar. Es tiempo de misericordia entrañable. Es tiempo del Buen Samaritano. Hay que dejar las bofetadas fanáticas. El mejor servicio que hoy puede, en España, hacer la Iglesia es el servicio de la acogida y la mansedumbre en sus palabras y gestos. También así se predica la verdad, porque la verdad es sencilla y silenciosa, y cuando se reviste de fanatismo, pierde su esencia.

Mucho tendrán que velar por sus palabras los sacerdotes en los púlpitos, los obispos en sus cartas pastorales, los confesores en el sacramento del perdón. De la Iglesia se espera hoy una palabra que redima y que dignifique; no palabras de condena que hundan más en el barro. Mucho habrá que cuidar el lenguaje, usando más palabras de misericordia que de condena. No hay que desesperar a la gente. Hay que ofrecerles otra cosa.

El fanatismo vivido en casa hace estragos porque quiere domeñar insultando y quiere apropiarse del Evangelio. Es un fanatismo más feroz que el político. Si la Iglesia no hace hoy este ejercicio de serenidad, estará faltando a su genuina misión de curar las heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Labor samaritana.

En el nº 2.772 de Vida Nueva.

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