“Hay esperanzas de paz”

VICENTE LUIS GARCÍA. BILBAO | Comienza el curso pastoral en Bilbao y, mientras políticos y sociedad valoran, con más o menos optimismo, la decisión de los presos de ETA de suscribir su adhesión al Acuerdo de Guernika, el obispo de la diócesis vizcaína, Mario Iceta, lanza un mensaje de esperanza, de que la paz es posible y cercana. Por ello, en el marco de una celebración en la Catedral de Santiago, invitó a la comunidad cristiana, y a organismos e instituciones sociales y políticas en general, a “sumar esfuerzos en favor de la paz y de la reconciliación, para que el terrorismo y la violencia sean erradicados de una vez para siempre”.

“La paz es un don de Dios, que debemos pedir en nuestra oración con humildad y confianza. La paz es fruto de la verdad, la justicia, el amor y el perdón”, comenzó su alocución, para insistir en el sentir social más acusado en los últimos tiempos. “En el conjunto de la sociedad crece y toma cuerpo la percepción de que existen fundadas esperanzas de paz. En las últimas décadas no hemos conocido mayores expectativas para la desaparición definitiva de ETA y el logro de una paz estable cuanto antes”, añadió.

Para Iceta, siguen siendo importantes todas las iniciativas a favor de la paz: “La expresión de rechazo a toda forma de violencia, el fomento del diálogo sincero, el reconocimiento y acompañamiento a las víctimas, el fortalecimiento de la convivencia y la educación en la paz, la verificación del cese de toda violencia e intimidación, la opción decidida de recorrer caminos exclusivamente democráticos y de respeto mutuo, la búsqueda de amplios acuerdos en la consecución del bien común, la defensa de la verdad, de la libertad y la justicia”.

Finalmente, se dirigió particularmente a la comunidad cristiana para invitarles a orar y a trabajar por la paz y la reconciliación. “Llevad la paz de Cristo, con vuestro testimonio y compromiso constante, sin desfallecimientos. Sed con Él constructores de paz. En su nombre, esta tarde os animo y envío: Izan zaiteze bakezale; izan zaiteze bakegile; zoaze jaunaren bakean! (sed pacificadores, id en la paz del Señor)”, concluyó.

En el número 2.770 de Vida Nueva

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