Adios al obispo Palentini

Marcelino Palentini

 

WASHINGTON URANGA. BUENOS AIRES |El sentimiento de dolor acongoja a la Iglesia argentina tras el fallecimiento, el 18 de septiembre, de Marcelino Palentini, obispo de la norteña diócesis de Jujuy, único lugar donde ejerció su servicio episcopal desde su consagración en 1995.

Palentini, nacido en Caldogno (Italia) el 17 de septiembre de 1943, se distinguió especialmente por su compromiso con los más pobres y con las comunidades indígenas del norte argentino. En más de una ocasión, en compañía del obispo de la vecina prelatura de Humahuaca, el claretiano español Pedro Olmedo, intercedió a favor de las causas y los reclamos populares, oficiando también de mediador tanto con las autoridades políticas como con los representantes de los grupos de poder económico.

Palentini, religioso de la congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús (Dehonianos), encontró en Argentina un lugar que acogió su espíritu misionero y donde puso de manifiesto su vocación de servicio. El obispo, que falleció debido a las complicaciones generadas por un tumor cerebral, era miembro de las comisiones de Misiones y de Ayuda a las Regiones más Necesitadas y delegado de la Región Pastoral del Noroeste Argentino (NOA) en la Conferencia Episcopal Argentina.

Sus feligreses lo recuerdan como un incansable luchador por la justicia y la paz, razón por la cual se le veía asiduamente trabajando junto a organizaciones sociales, indígenas y gremiales y recorriendo toda la diócesis, muchas veces a lomos de una mula. Palentini también era músico y cantor y editó algunos discos con sus interpretaciones.

Conocida la noticia, los católicos de Jujuy llegaron en gran número hasta la catedral de San Salvador para despedirse de su pastor.

En el número 2.770 de Vida Nueva

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