MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Ante la petición del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, de que la ONU acepte en su Asamblea General a Palestina como un Estado de pleno derecho (prevista oficialmente para su presentación en el Congreso de Seguridad este viernes 23, antes del cierre de esta edición), todas las confesiones cristianas presentes en la región han querido mostrar su apoyo a esta reivindicación.
Así lo manifestaron con la publicación, el pasado día 13, de un comunicado firmado por los líderes de las Iglesias cristianas en Jerusalén. En él, además de mostrar su “necesidad de intensificar nuestras oraciones y los esfuerzos diplomáticos para la paz entre palestinos e Israel”, se recogían una serie de puntos que se consideran necesarios a la hora de emprender un hipotético proceso de diálogo.
En primer lugar, los representantes cristianos dejaban claro que “una solución de dos Estados sirve a la causa de la paz y la justicia”, debiendo respetar ambos “los derechos humanos según el derecho internacional”. Para ello, se ensalzaban las negociaciones –“la mejor manera de resolver todos los problemas pendientes entre las dos partes”– y se pedía “moderación, sea cual sea el resultado de la votación en las Naciones Unidas”.
Finalmente, el manifiesto concluía destacando la identidad religiosa de Jerusalén como un elemento generador de respeto y tolerancia: “Es una ciudad santa para los seguidores de las tres religiones abrahámicas, en la que todas las personas deben ser capaces de vivir en paz y en tranquilidad, una ciudad para ser compartida por los dos pueblos y las tres religiones”. De ahí su solicitud “a los responsables políticos y a los hombres de buena voluntad” para que hagan todo lo posible por conseguir la paz y la reconciliación, así como la justicia “tan largamente esperada”.
En el número 2.769 de Vida Nueva.
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