Guatemala debe esperar para conocer al nuevo presidente

Pérez Molina y Baldizón aspirarán al cargo en la segunda vuelta del 6 de noviembre

El candidato Otto Pérez Molina

PABLO ROMO. MÉXICO DF | El 11 de septiembre, más de cinco millones de guatemaltecos acudieron a las urnas para elegir a su futuro presidente. Ninguna de las diez formaciones que competían en el fracturado espectro político del país centroamericano consiguió el 51% de los votos necesarios, lo que obligará a una segunda vuelta el 6 de noviembre. Para entonces, solo los dos partidos más votados en la reciente cita electoral se disputarán la presidencia: el Partido Patriota (PP), encabezado por el general Otto Pérez Molina, quien logró una mayoría relativa con cerca del 36% de los votos; y el partido Libertad Democrática Renovada (LÍDER), del abogado Manuel Baldizón, que obtuvo un 23% de los apoyos.

Aunque Guatemala es víctima de una enquistada violencia criminal y sufre la débil actuación política de su actual mandatario, Álvaro Colom, envuelto en escándalos de todo orden, los comicios transcurrieron con relativa calma. Así, la jornada fue bastante concurrida, con la participación de cerca del 66% de los empadronados.

La Iglesia católica había llamado a participar en las elecciones para acabar con la fragmentación del panorama político, los escándalos y la polarización fruto de la violencia y de la guerra sucia en las campañas. En una carta pastoral, el arzobispo metropolitano de Guatemala, el salesiano Óscar Julio Vian Morales, recordaba que, “en este momento crucial de la patria (…), los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política”.

Manuel Baldizón

Y ante “la tentación de alejarnos y dejar esta grandísima responsabilidad en manos de otras personas”, instaba a todos los ciudadanos a que “se empadronen y cumplan responsablemente su obligación de votar, y a quienes ya están empadronados, a ejercer su derecho y deber de votar de modo serio, libre, consciente y bien informado”.

Rechazo electoral

Este llamamiento quería salir al paso de dos situaciones complejas para la sociedad guatemalteca: la convocatoria a la “no participación consciente” y a la “votación desinformada” que elige candidatos que violan los derechos humanos. Cabe señalar que muchas organizaciones habían planteado su rechazo a las elecciones, instando conscientemente a no votar, pues no se sienten representados en los poderes de la República. Asimismo, la crítica al “voto desinformado” es consecuencia de que miles de guatemaltecos no conocen la historia de su país y el papel que jugaron las fuerzas armadas del pasado en las masacres y violaciones a los derechos humanos.

Todo ello se tradujo en más de un 10% de papeletas nulas y en blanco que, unidas a una abstención cercana al 36%, suponen un porcentaje muy alto de personas que renuncian a su derecho al voto.

El derechista Pérez Molina, vencedor en esta primera vuelta, fue acusado hace meses ante el relator especial de la ONU contra la Tortura, Juan Méndez, de su participación en crímenes contra la humanidad siendo director de los servicios de inteligencia militar de Guatemala durante la dictadura (1978-1986). No hay que olvidar que el candidato que se postuló en campaña como la “mano dura contra el crimen” se formó en la Escuela de las Américas, famosa institución norteamericana por la que pasaron dictadores y torturadores de varios países.

A este propósito, cuando el arzobispo Vian llamaba a sus compatriotas al voto, recordaba también que “se trata de conocer la vida, el ejemplo –sobre todo–, lo que han hecho por nuestro país, el pasado, la historia de cada uno de los candidatos a la presidencia y sus equipos, su honestidad, estabilidad familiar, de valores y de palabra. Que sean respetuosos de la justicia, de la ley y de la dignidad humana, que amen y respeten la vida humana, que promuevan la paz, en fin”.

Mientras, el todavía presidente Colom llamó a los candidatos a asumir con responsabilidad los resultados de las urnas y no llamar a la violencia, a la espera de una segunda vuelta en la que los partidos de centro e izquierda son invitados a constituir alianzas con el conservador PP o con el populista LÍDER.

En el nº 2.768 de Vida Nueva.

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