La Santa Sede niega que obstaculizara las investigaciones de abusos

Benedicto XVI con los obispos de Irlanda

Irlanda había pedido explicaciones en julio al Vaticano por el Informe Cloyne

F.N.C. | Con determinación, pero con humildad. Así ha respondido la Santa Sede a las duras acusaciones vertidas en julio por el Gobierno de Irlanda tras la publicación de llamado Informe Cloyne, en el que se detallan denuncias de abusos sexuales a niños y jóvenes por autoridades eclesiásticas de esa diócesis. [Siga aquí si no es suscriptor]

Así, en el texto de respuesta de la Santa Sede, entregado el 3 de septiembre al Gobierno irlandés a través de su representación diplomática en Roma, y que va dirigido a Eamon Gilmore, vice primer ministro de Irlanda y ministro de Exteriores y Comercio, quien había cursado la petición de explicaciones a través de la Nunciatura en su país, se rechazan “las acusaciones infundadas” vertidas en dicho informe, a la vez que se “acogen con espíritu de humildad todas las observaciones y sugerencias objetivas y útiles para combatir con determinación el espantoso delito del abuso sexual de menores”.

El texto vaticano comienza señalando, “ante todo, su profunda repugnancia por los delitos de abuso sexual sucedidos en esa diócesis y lamenta y se avergüenza profundamente por los terribles sufrimientos que las víctimas y sus familias han tenido que soportar en la Iglesia de Jesucristo, lugar donde eso jamás tendría que ocurrir”.

“La Santa Sede –sigue la respuesta– está muy preocupada por los hallazgos de la Comisión [de Investigación sobre la diócesis de Cloyne] respecto a las graves carencias en el gobierno eclesial de la diócesis y el trato inadecuado de las acusaciones de abuso. Es particularmente alarmante que todas estas deficiencias hayan podido suceder a pesar de que los obispos y los superiores religiosos hayan asumido el compromiso de aplicar las líneas guía desarrolladas por la Iglesia en Irlanda a fin de ayudar a garantizar la protección de los niños, y a pesar de las normas y de los procedimientos de la Santa Sede relativos a los casos de abuso sexual”.

La polémica carta

El documento se centra en responder a las acusaciones, que “parecen fundarse principalmente en la relación y la valoración que el Informe Cloyne ha dado respecto a la carta dirigida a los obispos irlandeses el 31 de enero de 1997 por el entonces Nuncio Apostólico, el arzobispo Luciano Storero, relativa a la respuesta de la Congregación para el Clero al documento Child Sexual Abuse: Framework for a Church Response.

La Comisión de Investigación afirma que la mencionada respuesta proporcionó apoyo a quienes disentían de la línea oficial de la Iglesia y fue de poca ayuda especialmente respecto a la denuncia ante las autoridades civiles”. En dicha carta, el nuncio, ya fallecido, ofrecía indicaciones a los obispos sobre cómo afrontar los casos de abusos. Entre ellas, se afirmaba que la obligación de informar a las autoridades civiles planteaba “serias dudas morales y canónicas”.

Y, en este sentido, la respuesta de la Santa Sede afirma: “Cumplir con los requisitos canónicos para asegurar la correcta administración de justicia en la Iglesia de ningún modo impedía la cooperación con las autoridades civiles. La Congregación para el Clero expresó reservas acerca de la obligación de denuncia, pero no prohibió a los obispos irlandeses denunciar a las autoridades civiles las acusaciones de abuso sexual de menores, ni animó a los obispos a que no observaran la ley irlandesa”.

Además, se observa que esas reservas eran compartidas  por el Gobierno irlandés, quien “organizó en 1996 una amplia consulta sobre la obligación de denuncia y, después de haber tomado en consideración las reservas expresadas por varios grupos profesionales e individuos de la sociedad civil”, decidió “no introducir la obligación de denuncia en el sistema legal”.

“Dado que el Gobierno irlandés de entonces decidió no legislar sobre la materia, difícilmente se comprende cómo la carta del arzobispo Storero a los obispos irlandeses, que se escribió con posterioridad, pudo ser interpretada como un instrumento que de algún modo subvertía la ley irlandesa o debilitaba al Estado irlandés en sus esfuerzos por tratar el problema en cuestión”, sostiene el texto.

La Santa Sede, que “comprende y comparte los profundos sentimientos de enfado y frustración antes las conclusiones del Informe Cloyne”,  “desea dejar bien claro que de ningún modo ha obstaculizado o intentado interferir en ninguna investigación”. El texto recuerda la actitud de la Iglesia contra los abusos con su correspondiente legislación canónica y hace referencia a la Carta a los católicos de Irlanda de Benedicto XVI, publicada en 2010.

“La publicación del Informe Cloyne es un paso más en el largo y difícil camino de comprobación de la verdad, de penitencia y purificación, de sanación y renovación de la Iglesia en Irlanda. La Santa Sede no se considera ajena a este proceso, sino que lo comparte en espíritu de solidaridad y compromiso”, concluye la respuesta sobre un asunto que ya fue objeto de una declaración extraoficial del portavoz vaticano, Federico Lombardi, el 20 de julio, cuando se conocieron las graves acusaciones.

En el Informe Cloyne se demuestra que el obispo de esa diócesis, John Magee (uno de los secretarios de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II), había encubierto al menos una decena de casos de abusos cometidos por eclesiásticos bajo su jurisdicción.

En el número 2.767 de Vida Nueva.

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