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Aprender humanidad. Reflexiones cristianas para cada día


Una obra de Joan Bestard Comas (PPC, 2011). La recensión es de Norberto Alcover, SJ.

Aprender humanidad. Reflexiones cristianas para cada día

Autor: Joan Bestard Comas

Editorial: PPC

Ciudad: Madrid

Páginas: 272

NORBERTO ALCOVER, SJ | Joan Bestard es un sacerdote que siempre ha mirado la realidad histórica como sociólogo, pero sin perder la mirada misericordiosa y compasiva propia del Evangelio del Hombre de Nazaret, que al cabo resultó también Hijo de Dios. Desde 1989, en que comenzaron a editarse sus reflexiones cristianas diarias como fruto de su participación en la COPE, hasta esta edición a cargo de PPC, ha desarrollado unas reflexiones breves, incisivas y muy pedagógicas para el ciudadano de a pie, ahora emitidas en RNE al comienzo del día. Casi diez títulos que hacen de Bestard una rara avis española en este tipo de literatura entre humana y espiritual. Todo un récord.

Como siempre, acostumbra a partir de una cita relevante para desarrollar la idea matriz del día, cita que aquí suele pertenecer a san Agustín, santo Tomás Moro, Hans Küng y Benedicto XVI, entre otros autores destacados. Y en cada segmento del libro insiste en la urgencia de aprender humanidad en una sociedad tan carente de ella como la nuestra. De tal manera que Bestard aparece ya ante los ciudadanos y creyentes españoles como un auténtico humanista cristiano de recia formación teológica y sociológica.

En este conjunto de sugerencias para aprender humanidad, destacamos la insistencia en recuperar la calidad de nuestras relaciones humanas y creyentes (la Iglesia como comunidad al fondo, con gran discreción) como fundamento para construir el edificio social, justo y fraterno donde movernos todos sin excepción. Así, “sin ética, la economía mundial pierde el rumbo y, en vez de servir al bien común, solo aprovecha a unos pocos…” (p. 147) y “compartir es uno de los verbos más bellos y profundos de la lengua. Implica saber dar y recibir. Quien solo da y no recibe puede caer en el orgullo. Y quien solo recibe y no da, en la humillación” (p. 129). Son, pues, relámpagos en la oscuridad que cualquiera leerá con facilidad en función de posteriores momentos interiores de reflexión u oración.

En su madurez, Bestard nos ofrece la savia escondida de su humanismo cristiano como invitación a relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con Dios al filo de la vida y desde su hondón. Parroquias, grupos, hogares, comunidades, y cada quien individualmente, encontrarán un manantial de humanidad evangélica. Todos sabemos que lo mejor de la vida pertenece a las palabras escritas y dichas con sencillez y oportunidad. Como estas.

En el nº 2.767 de Vida Nueva.

Actualizado
08/09/2011 | 15:46
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