Aniano Álvarez-Suárez, OCD: “La Iglesia nunca tuvo una Vida Religiosa tan competente como hoy”

Director del Teresianum

DARÍO MENOR | El español Aniano Álvarez-Suárez es el director del Teresianum, el centro de estudios superiores que los carmelitas descalzos tienen en Roma y donde se imparte la licenciatura en Teología y la especialización en Antropología Cristiana y Teología Espiritual. El Teresianum acaba de terminar las celebraciones por el 75º aniversario de su fundación. Por este motivo, toda su comunidad académica fue recibida el pasado 19 de mayo por el Papa.

– ¿Qué supuso para el Teresianum esta celebración?

– El centro empezó como una institución interna de la orden de los carmelitas descalzos con el objetivo de buscar criterios para unificar la formación en todo el mundo. Entonces la expansión de la congregación estaba en Europa y comenzaba en los otros continentes. Hacían falta criterios comunes. Desde sus inicios en 1935, su principal finalidad ha sido la enseñanza de las disciplinas teológicas con una doble dimensión.

La primera es la Antropología, el estudio del hombre. La segunda es la Teología Espiritual, que estaba empezando a ponerse en marcha en aquellos años. Desde nuestra fundación, nos dedicamos a la formación del hombre en la dimensión espiritual y sobrenatural. Estas líneas las reafirmamos en la audiencia que mantuvimos con Benedicto XVI.

La historia del Teresianum tiene tres momentos muy definidos. El primero es cuando era una facultad para la Orden, dando títulos solo a los carmelitas descalzos. El segundo, llega cuando Juan XXIII abre las puertas a los sacerdotes de todo el mundo. El tercer momento, con Pablo VI, es la apertura al mundo de los laicos.

Formados para formar

– ¿Por qué se debe elegir el Teresianum?

– En estos momentos somos elegidos por quienes quieren estudiar las dos dimensiones específicas que ofrecemos: antropología y espiritualidad. Ninguna otra de las facultades romanas tiene una estructuración con programas específicos como contamos aquí. A la sección de espiritualidad vienen muchos porque el Teresianum está unido a las dos grandes figuras de espiritualidad mística, santa Teresa y san Juan de la Cruz, que son patronos del centro.

– ¿Qué enfoque de la antropología interesa a los nuevos sacerdotes?

– Es la problemática sobre la realidad humana lo que interesa. Por eso, nuestra programación responde a estas exigencias que percibimos, tratando la realidad existencial del hombre. Intentamos hacer entender quién es ese hombre que se encuentra perdido, estableciendo un puente con la espiritualidad. La Gaudim et Spes del Vaticano II dice que la dignidad más alta del hombre es la de su vocación al diálogo con Dios. Ahí es donde tiene la puerta abierta la teología espiritual.

Este hombre concreto en su dignidad, en sus derechos, en su identidad de criatura hecha a imagen y semejanza de Dios tiene su realización en el diálogo con Dios. Es significativo que los mismos estudiantes de la espiritualidad eligen los cursos complementarios optativos de antropología para completar su panorámica. Y viceversa. Hay un diálogo interdisciplinar muy bonito que se está dando con la mayor naturalidad, sin imposición alguna.

– ¿Qué peso tiene la formación en la Vida Religiosa (VR)? ¿Ayuda a su continuidad?

– La VR es uno de los tres carismas fundamentales de la Iglesia, junto al ministerio sacerdotal y la vida laical. Pablo VI dijo que este carisma, aunque no pertenece a la estructura jerárquica de la Iglesia, nunca le faltará a esta. Juan Pablo II prácticamente sostuvo lo mismo. Afirmó que la VR era imprescindible para la plenitud de la Iglesia de Jesucristo.

La Vida Consagrada es muy plural, muy diversificada. Está en la vanguardia de toda la acción de la Iglesia, sea social, humanitaria, cultural, sanitaria, asistencial… La VR está expuesta a todos los ataques imaginables pero nunca, en toda la historia, la Iglesia ha tenido una VR tan competente, tan auténtica, tan verdadera y tan prometedora hacia el futuro. Con toda la fragilidad y debilidades, con todos los ataques que recibe, y que en muchos casos tienen razón, pese a todo esto, está la otra realidad, que es ese gran ejército, hablando en sentido ignaciano, que supone la VR en la Iglesia.

En el número 2.767 de Vida Nueva (entrevista íntegra para suscriptores).

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