La JMJ, un impulso a la Pastoral Juvenil

Koldo Gutiérrez valora la experiencia de Madrid 2011

Benedicto XVI con los jóvenes, en Cuatro Vientos

KOLDO GUTIÉRREZ, director de Misión Joven | Me he sentido impactado por el testimonio de alegría y ­vitalidad de la multitud de jóvenes que se han dado cita, en torno a sus pastores y al papa Benedicto, en la gran fiesta religiosa que es la Jornada Mundial de la Juventud. Ser joven y ser cristiano no está reñido.

Koldo Gutiérrez

Los jóvenes que hemos visto estos días en Madrid son chicos y chicas de su tiempo. Viven los mismos problemas que los otros jóvenes, hablan su mismo lenguaje, buscan un mundo mejor…, pero para ellos la fe, Jesucristo, la vida espiritual, la fuerza de los sacramentos, la voz de la Iglesia… son importantes. Estos jóvenes son rostro joven de la Iglesia. No es extraño que la Iglesia se sienta orgullosa de los jóvenes católicos.

Quiero escribir unas breves líneas valorando pastoralmente el acontecimiento planetario que hemos vivido en Madrid, capital por una semana de los jóvenes del mundo entero.

La Jornada Mundial de la Juventud, junto con otras iniciativas, hace visible el empeño evangelizador de la Iglesia, la “Nueva Evangelización”. El magisterio de los últimos papas (Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI) ve en la evangelización una urgencia y una prioridad. Decía Juan Pablo II que estamos viviendo “nuevos tiempos”, que necesitan “nuevo ardor” y “nuevos métodos”.

Los tiempos nuevos que nos toca vivir son tiempos de posmodernidad, con sus dificultades, retos, desafíos y oportunidades. Este tiempo pide hacer inteligible y posible la relación entre fe y cultura, fe y razón. El papa Benedicto ha hablado estos días de este vínculo. Para poner esta cultura en relación con el Evangelio es preciso quitar impedimentos y aclarar malentendidos, dialogar con serenidad y buscar puntos de encuentro, anunciar el Evangelio y ser testigos creíbles. Para esta tarea, el Papa propone el camino de la humildad como la mejor senda para hacer visible la verdad.

Este tiempo nuevo necesita un “nuevo ardor”. La evangelización es un proceso complejo, es un proyecto de conversión del corazón y de renovación espiritual de la vida. El encuentro con Jesucristo lleva a una crisis de conversión y a un cambio de vida. El nuevo ardor solo es posible si es sostenido por “discípulos y misioneros”. Quizás los jóvenes sienten la necesidad de encontrar discípulos de Cristo que les lleven hasta Él, precisamente porque están siempre con Él, y no anteponen nada al amor de Cristo.

Este tiempo pide nuevos métodos. Cuando nos preguntamos cómo evangelizar, nuestra primera mirada debe ir dirigida a Jesús. Él es el evangelizador. La Iglesia, fruto de su Espíritu, continúa la misión del Señor y debe evangelizar como lo hacía Jesús, buen pastor y samaritano.

En su despedida, en Barajas, el papa Benedicto decía: “Encomiendo, pues, de modo particular a los obispos, sacerdotes, religiosos y educadores cristianos, el cuidado de la juventud, que desea responder con ilusión a la llamada del Señor”. La Jornada Mundial de la Juventud puede ayudarnos a dar un nuevo impulso a la Pastoral Juvenil. Esta es nuestra nueva oportunidad.

En el nº 2.766 de Vida Nueva.

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir