A los jóvenes la sociedad los prefiere niños

Héctor Eduardo Lugo García. ofm

La sociedad de hoy se siente realizada formando jóvenes apegados a las personas y sobre todo a las cosas y aunque no lo acepte, produce hombres y mujeres sobreprotegidos y dependientes, pues durante su infancia todos sus deseos son tan colmados y estimulados, que terminan por creer que todo es posible y que sus intereses personales son el centro del mundo.

Después, durante la adolescencia, sin mayores referentes, desarrollan nuevos lazos de dependencia de una pareja o de un grupo que los vuelve más individualistas, llegando a cambiar el apego a los papas, por el apego sentimental a una pareja-bebé permaneciendo en una especie de afectividad que depende de otro bebé.
Y como nos hemos centrado en el bienestar afectivo, sin duda, estamos creando personalidades simpáticas y atrayentes, pero bastante superficiales e irresponsables; personalidades sin sentido del límite o de la medida.
En consecuencia, la sociedad los ha llevado a un extremo narcisismo razón por la cual, ni la autoridad, ni lo sagrado, ni lo social, significa algo para sus vidas. Esta sociedad ha llevado a los jóvenes a ignorar, desde los ritos de la vida familiar, hasta los códigos de una sana convivencia ciudadana.
Parecería entonces que nuestra sociedad no se interesa por hacerlos crecer, pues esto implica abandonar la infancia y la adolescencia a todo nivel y esto a las sociedades, sí que les conviene.
En fin, como los adultos hemos hecho de todo para que no les falte nada, los indujimos a creer que tienen que satisfacer cada uno de sus deseos, confundiendo éstos con la necesidad y por esto los jóvenes terminan diciéndonos que interiormente se sienten niños, pero que hacia afuera los ven adultos por sus cuerpos y su desarrollo físico. Más aún, saben que en la sociedad actual nada les ayuda a hacerse adultos, porque la sociedad, tampoco quiere salir de su infantilismo.

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