Benedicto XVI aborda la Nueva Evangelización con sus antiguos alumnos

Tras la JMJ 2011 y aún en Castel Gandolfo, el Papa retoma su agenda estival

El Papa, el domingo 28 durante el rezo del ‘Angelus’

ANTONIO PELAYO. ROMA | Aunque no lo manifieste siempre de forma explícita, la reciente Jornada Mundial de la Juventud 2011 sigue en la mente de Benedicto XVI, según nos confirma una persona que le ha visitado estos días en Castel Gandolfo y que oyó de labios del Papa un emocionado comentario a los cuatro días pasados en Madrid. El domingo 28 de agosto, en la acostumbrada meditación que acompaña el rezo del Angelus, Joseph Ratzinger insistió en una idea que ha sido uno de sus leitmotiv ante los jóvenes que le escucharon en la capital española.

“Cuando la realización de la propia vida –dijo al millar de fieles reunido en el patio de la residencia estival– se orienta solamente al éxito social, al bienestar físico y económico, no se razona según la voluntad de Dios, sino según los hombres. Pensar según el mundo es dejar a Dios de lado, no aceptar su proyecto de amor, casi impedirle cumplir su sabia voluntad”.

El Santo Padre, por otra parte, apareció recuperado de sus fatigas madrileñas y sabemos que ha retomado su habitual ritmo de vida con espacios regularmente consagrados a la oración, a la redacción del tercer tomo de su libro Jesús de Nazaret y a la preparación de sus proyectos inmediatos, entre los que destaca su tercer viaje a Alemania (del 22 al 25 de septiembre), con sucesivas etapas en Berlín, Erfurt, Etzelsbach y Friburgo, visita que no se presenta especialmente fácil.

Durante este fin de semana pasado, el Papa ha participado, como es su costumbre, en la reunión que todos los años celebran sus alumnos y los estudiosos de su obra teológica, el Ratzinger Schülerkreis (el Círculo de Ratzinger), que ha tenido lugar del 25 al 28 de agosto en el Centro de Congresos Mariapolis, en la localidad lacial de Rocca di Papa.

Benedicto XVI estuvo presente en la sesión matinal del sábado 27 y pronunció una breve introducción al tema de este año: la Nueva Evangelización, argumento al que, como es sabido, estará consagrado el próximo Sínodo de los Obispos, previsto para el mes de octubre de 2012.

Eminentes teólogos

Dos han sido las ponencias introductorias en el Ratzinger Schülerkreis: la de la profesora de Filosofía de la Universidad de Dresde, Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz (Hablar de Jerusalén en Atenas. El discurso sobre Dios en un mundo adverso) y la del vienés Otto Neubauer (Una evangelización siempre nueva en la que la pobreza sea un puente hacia los hombres).

Sobre estos dos ejes, bajo la dirección del salvatoriano Stephan Horn, que fue asistente del profesor Ratzinger en Ratisbona y que ahora preside la Fundación Joseph Ratzinger–Benedicto XVI, se ha articulado el intercambio de ideas entre el medio centenar de asistentes. Entre ellos se encontraban el arzobispo de Viena, cardenal Christoph Schönborn; el obispo auxiliar de Hamburgo, Hans-Jochen Jaschke; el secretario del Pontificio Consejo de la Cultura, Barthélemy Adoukonou; y otros profesores universitarios, párrocos y estudiosos de la teología y del pensamiento ratzingeriano. Las sesiones se han desarrollado a puerta cerrada.

El domingo 28, el Papa presidió la Misa conclusiva del encuentro. “En este tiempo de ausencia de Dios –dijo al comienzo–, cuando la tierra de las almas es árida y la gente todavía no sabe de dónde viene el agua viva, pidamos al Señor que Él se muestre. Queremos pedirle que a aquellos que buscan en otros sitio el agua viva les muestre que esta agua es Él mismo, y que Él no permita que la vida de los hombres, su sed por lo que es grande, por la plenitud, se anegue y se agote en lo transitorio”.

Los cardenales Angelo Amato (izq.) y William J. Levada

Cambios en la Curia

Desde hace ya algunas semanas y a pesar de la pausa veraniega, se han incrementado los rumores sobre una serie de cambios de indiscutible peso en la Curia romana. El más importante de todos ellos afectará a la prefectura de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que desde el 13 de mayo de 2005 ocupa el estadounidense cardenal William J. Levada.

Este cumplió los 75 años reglamentarios el 15 de junio pasado, y ha superado igualmente los cinco años que por ley duran los cargos de gobierno. Esto no es óbice para que el Papa le mantenga al frente de “su” congregación el tiempo que estime, pero, según fuentes próximas al cardenal, este habría manifestado su deseo de no perpetuarse en el cargo, en todo caso no más allá del final de este año, después de haber festejado, el 20 de diciembre, los 50 años de su ordenación sacerdotal.

Para sucederle se habla del salesiano cardenal Angelo Amato, actual prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y que fue secretario de Doctrina de la Fe durante varios años.

Otros cambios más inminentes afectarían a la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, donde cesaría como presidente el cardenal Giovanni Lajolo, que podría ser sustituido por el actual nuncio en Italia, Giuseppe Bertello.

En todo caso, el que dejará próximamente el palacio del governatorato es su actual secretario, Carlo Maria Viganò, que será enviado a la Nunciatura Apostólica de Washington, vacante tras el fallecimiento de Pietro Sambi el pasado 27 de julio.

Otro puesto de inminente sucesión, por razones de edad, es el que ocupa el cardenal Velasio de Paolis, presidente de la Prefectura para Asuntos Económicos de la Santa Sede (muy ocupado, por otra parte, con el “caso” de los legionarios de Cristo). También aquí la lista de candidatos es larga; todos, por supuesto, italianos.

Fallecen tres cardenales

Tres bajas se han producido recientemente en el Colegio Cardenalicio [listado actualizado]: la primera tuvo lugar el 21 de julio y fue la de Kazimierz Swiatek, arzobispo emérito de Minsk-Mohilev y administrador apostólico ad nutum Sanctae Sedis [a disposición de la Santa Sede] de la diócesis de Pinks (Bielorrusia), un heroico representante de la en su tiempo llamada “Iglesia del silencio”, pero que actuó con valentía “en tiempos particularmente difíciles”, como subrayó el Papa en su telegrama de pésame.

Le siguió, el 25 de julio, el cardenal Virgilio Noé, arcipreste emérito de la Basílica Vaticana y maestro de ceremonias con Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, muerto a la veneranda edad de 89 años.

Y el 26 de agosto, el canadiense de origen esloveno Aloysius M. Ambrozic, arzobispo emérito de Toronto, donde tuvo la alegría de recibir a Juan Pablo II con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud del año 2002.

El cardenal eslovaco Jan Korec

Aniversario de Korec

Pero en el Colegio Cardenalicio no todo son lutos. También hay alegrías, como los 60 años de la ordenación episcopal del cardenal eslovaco Jan Chryzostom Korec. La historia de este jesuita de 87 años es de novela: fue ordenado obispo en 1951 a los 27 años, en un pisito de Bratislava en plena clandestinidad, convirtiéndose así en el más joven miembro del episcopado mundial. Trabajaba entonces como obrero en una fábrica de la que posteriormente fue nombrado guardián de noche.

En 1960 fue detenido, juzgado y condenado “por traición a la patria” a doce años de cárcel, donde no pudo celebrar la misa ni una sola vez. En 1968, al aire de la “primavera de Praga”, salió de prisión, y en 1969 pudo viajar a Roma, donde fue recibido por Pablo VI, quien, emocionado por la historia de su vida, le entregó su anillo y la cruz pastoral más dos mitras de cuando fue arzobispo de Milán.

A su regreso a la entonces Checolosvaquia, que había sido una vez más “normalizada”, volvió a vivir entre barrotes cuatro años. Jubilado en 1984, su piso en el barrio de Petrazlka se convirtió en una parroquia clandestina, que seguiría siéndolo hasta la caída del muro de Berlín. Juan Pablo II le nombró, en 1990, obispo de Nitra, y un año después le hizo cardenal. “Sin la unión con el Papa –palabras del propio purpurado– no habríamos resistido la persecución”.

En el nº 2.766 de Vida Nueva.

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