El cardenal Maradiaga propone a los jóvenes un “GPS espiritual”

El salesiano hondureño impartió varias catequesis en la JMJ 2011

Texto y fotos: JOSÉ LUIS CELADA – MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | El pasado 17 de agosto, la parroquia Nuestra Señora de Europa se vio totalmente desbordada para acoger a los cientos de peregrinos que acudieron hasta allí para participar en la primera de las tres catequesis que impartiría durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Cáritas Internationalis.

Sentados en los bancos o en el suelo, de pie o de rodillas, casi un millar de jóvenes formaban un mosaico de colores y procedencias digno de admirar. A la espera del purpurado salesiano, hubo tiempo para las presentaciones: la de sus compatriotas hondureños, los ecuatorianos, argentinos o chilenos; también la de los checos, rumanos o franceses; sin olvidarse, por supuesto, de los muchachos y muchachas venidos de Galicia (los de Foz, en Lugo, con su Virgen del Carmen), de Andalucía (Granada, Sevilla, Málaga…); el nutrido grupo del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), de la Familia Calasancia o de la gente de Cáritas.

Que cada uno con lo que ha recibido se ponga al servicio de los demás. Los dones no son para esconderlos, sino para el servicio están, cantó el conocido catequista pasadas las diez de la mañana. Inspirado en el propio lema de esta JMJ de Madrid (Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la Fe), a renglón seguido se preguntó por “los cimientos de nuestra fe”, porque nuestra vida es “una construcción que no se lleva a cabo fácilmente si no se cuenta con la roca firme que es el Señor”.

Jóvenes participantes en la catequesis del cardenal hondureño

De ahí que llamara a los jóvenes presentes en el templo a “construir sobre roca, escuchando la Palabra y poniéndola en práctica”, único modo de “ser piedras vivas, que aman la vida y defienden la vida, y que construyen la comunidad que es la Iglesia”. “Aunque aquí esta mañana seamos de países distintos y culturas diversas –recordó al abarrotado auditorio–, tenemos una misma fe que hace que la construcción sea sólida”.

Imágenes actuales

Más adelante, Maradiaga siguió haciendo gala de sus dotes de gran comunicador empleando imágenes muy actuales para explicar dicho proceso de fe y las dificultades a que se enfrenta. De aquí que, en medio de una “sociedad tan desorientada pese a contar con tecnologías tan adelantadas como el GPS”, propusiera a los jóvenes un “GPS espiritual” sobre tres satélites de sintonización simultánea: “La Palabra de Dios, el Pan de la Vida y la Virgen María, la puerta que nos abrió a Jesús”.

Advirtió, asimismo, contra quienes pudieran confundir la JMJ con un “happening de rock o botellón”, cuando realmente se trata de “un encuentro con el Señor Jesús y con los hermanos, que nos hace comprender mejor nuestra dignidad humana”.

Ante preguntas tan fundamentales como “¿quién soy yo?” o “¿para que vivo?”, el cardenal invitó a descubrir cómo “el Señor Jesús nos enseña humanidad”, la de alguien que “trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre y amó con corazón de hombre”.

Un testimonio, el del Nazareno, del que el cardenal se sirvió para exhortar a los peregrinos a “ser testigos de la fe y a vivir una Verdad que no está aislada de la vida, a estar firmes en la fe, que es la fuente que nos aporta razones para vivir, para luchar, para amar, para la paz, para ser felices, porque la felicidad no se consigue buscándola, sino haciendo felices a los demás”.

La catequesis de Maradiaga tuvo lugar en la Parroquia Ntra. Sra. de Europa

Como en Apocalipsis 3, 20, en la JMJ “Jesús llama a la puerta”, insistió, y “no podemos rechazar el tesoro de la fe”. Contrariamente a lo que pueda indicar la sociedad actual, “ser creyente no es una cosa pasada de moda; es una bendición, un regalo de Dios en Cristo”, por lo que animó a los jóvenes a portar “la antorcha de la fe” como si se tratara de la llama olímpica. “¿Seréis capaces de transmitirla a las nuevas generaciones?”, preguntó con voz potente para concluir.

Un “sí” al unísono, aunque inicialmente algo tímido, y un cerrado aplauso pusieron fin a su primera catequesis, antes de que él mismo dirigiera al son de las palmas el canto que daría paso al tiempo posterior de reflexión y preguntas: Apóstol incansable, misionero de Jesús, Pablo de Tarso, queremos ser como tú. La celebración de la Eucaristía culminó esta mañana de intercambio creyente y oración. Y es que “encontrarse con Cristo en los hermanos otorga a la vida plenitud”.

José Manuel Lorca Planes, con los murcianos

Otra, de entre las cientos de catequesis que obispos de todo el mundo impartieron en las parroquias madrileñas, fue la que ofreció el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes. La misma tuvo lugar el miércoles 17 en la parroquia de San Bonifacio. Aunque había parroquianos autóctonos y gente de todas las edades, la gran mayoría de los presentes, unos 200, eran voluntarios y, principalmente, provenientes de Murcia, tanto de instituciones diocesanas como de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).

José Manuel Lorca Planes, en la JMJ 2011

Después de que algunos de los jóvenes presentes ofreciera su testimonio y antes de la Eucaristía, el prelado habló largamente sobe los aspectos que, a su juicio, más debían prestar atención los participantes para obtener buenos frutos en la JMJ. Lorca, tras dejar claro que este encuentro también es “una oportunidad para los no creyentes”, puso el ejemplo de la conversión de san Pablo, quien pasó de perseguidor de cristianos a ser uno de los grandes difusores de la Palabra. Y es que lo único que se necesita es “espabilar los oídos y abrir los ojos”.

A continuación, citando a Benedicto XVI, Lorca expuso cuáles son “las oscuridades actuales” que dificultan la relación del hombre con Dios: “El laicismo, el relativismo y la mediocridad”.

Después de su charla, Lorca atendió a Vida Nueva. Retomando la idea de las numerosas posibilidades que ofrece la JMJ, “también en el que duda o está lejos de Él”, sentenció que “Dios siempre lleva la iniciativa, propiciando oportunidades para conocerle, ya sea a través de una persona o un acontecimiento como este”.

En cuanto a las protestas por la visita papal, Lorca no les concedió ninguna importancia: “El mensaje del Papa no es un ataque contra nada, sino que puede ser para todos. Es limpio, porque es el Evangelio. Me gustaría que todos lo escucharan con serenidad y luego lo evaluaran. Por otro lado, los cristianos sabemos que la persecución no es un problema, porque nos afianza en la fe. Lo que sí es un problema para nosotros es permanecer desunidos, no ser fieles al mandamiento del amor y vivir sin Dios”.

En este sentido, el obispo se mostró “confiado en los jóvenes. Más que defenderse de nada, sabrán escuchar y tender la mano. Hemos de ser los primeros en servir y en salir al encuentro de los demás”.

El prelado acabó recordando cómo ha vivido la mayoría de las JMJ desde su condición de sacerdote, “junto a los jóvenes, durmiendo en el hotel con más estrellas que hay en el mundo y que es el raso, cara al cielo”.

“La Iglesia no puede funcionar con el resultado, no es una empresa”

FRAN OTERO | Así respondía el cardenal de Lyon y primado de las Galias, Philippe Barbarin, a la pregunta sobre los frutos que espera después de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en un acto organizado por la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera (ACPE).

El purpurado francés, que también impartió catequesis a jóvenes de habla francesa, explicó que la Iglesia “no es una organización como las demás, porque en ella funciona la Gracia de Dios” y, con esta afirmación, justificó que no hay por qué preocuparse por que la Iglesia no pase por su mejor momento en Europa, con la secularización y la escasez de vocaciones.

Sobre esto último, insistió en que la Iglesia no es una empresa y “no puede funcionar con el resultado, porque no es una cosa importante”. “Lo importante no son los números, sino la santidad. En la lógica de la Iglesia, el poder no es importante; lo que queda es la santidad”, añadió. Y puso un ejemplo muy gráfico para argumentarlo: “Todo el mundo recuerda a san Francisco de Asís, pero nadie al Papa de aquel momento”.

Con todo, tiene claro lo que debe hacer: “Pedir a Dios que su Palabra entre en el corazón de los jóvenes, no que haya muchas chicas que quieran ser religiosas o chicos que quieran entrar en el seminario”. “Mi misión es llevarles la Palabra de Dios. Lo demás ya no depende de mí y, por eso, un obispo no puede responder como un jefe de empresa”, concluyó.

La ‘Love Revolution’ de Plaza de España

F. OTERO | Si algo va a quedar en la memoria de los madrileños tras la JMJ es el buen ambiente que se vivió en la capital de España. Alcalá, Cibeles y el Retiro fueron centros neurálgicos, antes de Cuatro Vientos, pero no hubo calle o plaza que se quedara sin comprobar la alegría de unos jóvenes que, en muchos casos, habían tenido que hacer enormes sacrificios para estar allí.

La Plaza de España fue un lugar de encuentro para jóvenes de todo el mundo durante todo el día, pero, sobre todo, a la caída del sol. Allí se celebró el Festival Anuncio bajo el lema Jesus is love. Love revolution.

Los jóvenes cantaron, bailaron, rezaron, se confesaron, recibieron catequesis y reflexiones de cardenales… Allí estuvieron las reliquias de santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, en una emocionante vigilia que armonizó con naturalidad el baile y el canto con el silencio. Sin duda, el momento más emocionante.

En el nº 2.765 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL de Vida Nueva

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