Un problema vivo y coliando…

GABRIEL NARANJO SALAZAR, CM

La Comisión Interamericana que congrega cada año al Presidente y al Secretario General de la CLAR, y a sus equivalentes de Canadá y Estados Unidos, acaba de reunirse en Washington. En sus sedes, ubicadas no lejos de aquella de la Conferencia Episcopal, se analizó contextualmente la crisis ocasionada por los escándalos de pedofilia de algunos sacerdotes. Llovieron las cifras y las interpretaciones, pero esta vez se profundizó en sus consecuencias: varios billones de dólares que han llevado a la quiebra a arquidiócesis de las mejor financiadas del mundo, y a una concentración de los obispos en la defensa del patrimonio de sus diócesis y en evitar que estos hechos se sigan repitiendo; lo más grave es que esta inevitable política ha opacado su acción pastoral.

Se asegura que los especialistas en este tipo de denuncias, movidos evidentemente no solo por razones morales, ya están creando escuelas de abogados en otras naciones, con el propósito de extender el maremoto, claro, primero entre los países ricos, con consecuencias impredecibles para las que muy pocos episcopados se están preparando, como ejemplarmente lo ha hecho el de Chile.
Pero la amenaza no proviene tanto de allí cuanto de un problema que está “vivo y coliando”; lo demuestra la airada reacción contra la Santa Sede del primer ministro irlandés, Enda Kenny, con motivo del informe preparado por la Comisión de Investigación del Gobierno sobre la pedofilia sacerdotal en la sola diócesis de Cloyne. El Vaticano ha reaccionado con humildad y comenzó por llamar, inusualmente, al Nuncio Apostólico, Monseñor Giuseppe Leanza, para las consultas del caso. Esta reacción confirma la luz que va apareciendo al final del túnel porque refleja una actitud más evangélica, con un proceso hacia la conversión, no solo personal y eclesial sino también estructural, que convendría acelerar entre nosotros.

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