Resurge Pastoral de los Trabajadores

En una nueva etapa y a la cabeza de una activista católica y con experiencia sindical, se avanza en la preparación de nuevos agentes

 

 

Con la estructura de un pequeño equipo humano conformado por seis personas y el apoyo de la comunidad de las Hermanas Juanistas avanza lentamente como iniciativa de la Iglesia una Pastoral de los Trabajadores en el territorio nacional.

Lo que en años anteriores llegó a llamarse Pastoral Obrera se diluyó con el tiempo, en parte como consecuencia de la dinámica en la que se vio sumergido el sindicalismo en Colombia; sin embargo, durante los últimos meses la inquietud resurgió y el tema empieza a tomar un nuevo impulso de cara a los tiempos actuales, cuando la ignorancia resulta en terreno fértil para el abuso y la explotación. Esa es una de las justificaciones de Gladys Bustos -activista del sindicalismo- hoy a la cabeza de la ahora denominada Pastoral de los Trabajadores para asumir el desafío de una causa inherente a la persona humana. Esta pastoral ha fijado nuevamente su centro de operaciones en la sede del episcopado colombiano en Bogotá.
Apenas se están dando los primeros pasos con una preparación de nuevos agentes para que asuman un liderazgo en cada diócesis. El siguiente paso será el de poder impulsar procesos diversos, uno de ellos la formación de los nuevos agentes en el tema laboral desde el ámbito jurídico, por cuanto “el mismo trabajador desconoce en muchos casos por completo sus derechos laborales y otro tanto el mismo agente”, explica Gladys, quien admite que “estamos un poco quedados en materia de legislación internacional, todo lo que son los convenios de la OIT, de modo que cuando uno se apropia de esa información va adquiriendo igualmente la capacidad para incidir”.
A la Iglesia le preocupan, además, las condiciones en que laboran tantos colombianos. La concepción cristiana es clara, “se trata de ir construyendo y humanizando un modelo en donde la centralidad sea la persona y no solo los medios y el dinero… es el sueño de la economía solidaria y en ese campo va también nuestra formación con los agentes”.
El tema tiene distintos rostros. En Ibagué por ejemplo, el trabajo apostólico de las religiosas Juanistas se ha volcado sobre la informalidad, de tal suerte que se han convocado a mujeres y hombres del ámbito informal y con ellos se empezó a crear una red. En Barranca se está actuando sobre niños y jóvenes trabajadores. En otras ciudades se ha orientado el esfuerzo más en el escenario sindical. “Allí también hay que llevar el evangelio, una experiencia interesante en Bogotá es Utracun, allá llegamos como pastoral a formar a sus dirigentes sindicales en el valor humano-cristiano del trabajo”, cuenta Gladys.
Desde otro ángulo de esa pastoral se pretende que acción y formación avancen paralelamente de manera que los trabajadores aprendan a elaborar proyectos, que sean gerentes sociales, que la gente conozca los presupuestos y planes de desarrollo de su localidad y con base en ello gestionen propuestas desde sus diócesis.
El plano urbano sigue siendo un reto grande y fragmentado. Ahora mismo, también en la capital colombiana, avanza otro proceso que consiste en la sensibilización del sector empresarial, esto ocurre a través de parroquias en zonas más favorecidas, desde donde se estimula a que los empresarios generen más empleo, que apoyen iniciativas de economía solidaria, que asuman una actitud más abierta.
Uno de los contratiempos que enfrenta la pastoral es la del compromiso que en ocasiones muchos no pueden asumir del todo ante sus propias necesidades de subsistencia, razón por la cual, se plantea igualmente como reto la dignificación de unos agentes que en ocasiones quieren pero no pueden del todo sumergirse de lleno en procesos puntuales de desarrollo social y cristiano. VNC
TEXTO: E. GARCÍA
FOTOS: MARIANO PERNICONE

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