Comparemos noticias y respuestas

Isabel Corpas de Posada

Una noticia: el ataque terrorista en uno de los lugares menos violento de la geografía mundial, cuyo autor intelectual y material, un lunático ultraderechista, dejó casi un centenar de noruegos asesinados.

La otra noticia: masacres y asesinatos a sangre fría que diariamente registran los medios y cuyas víctimas, al igual que los autores, son colombianos. Fue lo que encontré al repasar noticias de los últimos meses: siete personas en San Vicente del Caguán, ocho en el departamento de Nariño, cinco miembros de la tribu emberá-zenú y otros dos líderes indígenas, tres defensores de campesinos que reclaman sus tierras, 29 femenicidios, tres educadores en Risaralda, una familia de campesinos y dos trabajadores en este mismo departamento. Y faltan datos de crímenes pasionales, balas perdidas, atentados contra sindicalistas y activistas de derechos humanos, jueces y educadores, como también los falsos positivos y las demás víctimas de quienes aprietan el gatillo o contratan sicarios para deshacerse de sus enemigos.
En todo caso, si en 2009 se contabilizaron 15.817 asesinatos y el número disminuyó en 2010 a 15.400, para lo que va corrido de este año se podría calcular que los asesinatos pueden alcanzar la cifra de 7.497, casi cien veces más que los que cayeron por las balas del lunático ultraderechista en la capital de Noruega.
Una y otra son noticias dolorosas. Pero sobre todo, duele comparar la respuesta de noruegos y colombianos: la indignación de un pueblo conmovido que marchó silenciosamente en solidaridad con las víctimas mientras nosotros nos hacemos cómplices de la violencia con nuestra indiferencia e insensibilidad.
¿No deberíamos sacudir nuestra indolencia para movilizarnos en solidaridad con las víctimas y sus familias?

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