La parroquia, una oferta trascendente

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva España)

La parroquia no es una institución obsoleta, pasada de moda y un espacio para ancianos, niños y nostálgicos. Un dibujo apresurado de la parroquia desde parámetros sociológicos puede dar esa sensación. La parroquia, estructura canónica de larga tradición es, antes todo, cuna de la fe, lugar de la celebración sacramental, hogar de la comunión y taller para el compromiso. No es una institución acabada, aunque necesite renovación, como todo; como la Iglesia misma. Tiene posibilidades y sigue teniendo futuro en el ámbito de la Nueva Evangelización.

En la parroquia es en donde los cristianos, por el agua y el espíritu, nacen a la vida de Dios. Pese a ser una estructura tradicional, no ha perdido nada de actualidad. Siempre se está renovando pues, más allá de su significado canónico, la parroquia está encarnada por las personas que la integran, por los cristianos que la conforman. Frente a quienes la consideran obsoleta, principalmente en grandes ciudades, hay lugares donde se articula como comunidad de comunidades, comunidad vida, Iglesia abierta que hace presente a la Iglesia universal. Nadie niega que la realidad es hoy compleja. Han cambiado los tiempos, los ritmos pastorales, la movilidad, el replanteamiento del territorio, las tareas catequéticas, litúrgicas y caritativas.
Ante estos cambios, hay una primera reacción, que puede denominarse “restauracionista”, la recuperación de viejas fórmulas y una escasa imaginación pastoral, más pendiente del culto.
La otra opción es abordar el desafío de los nuevos tiempos, que tiene por delante la creación de parroquias con imaginación pastoral. Casas abiertas con la oferta de la trascendencia en medio de nuestro mundo.Tres acciones son fundamentales para esta renovación: la escucha atenta de la Palabra, la viva celebración de los sacramentos y la atenta mirada a los más pobres en la caridad. Todo ellos, sin perder la comunión con la Iglesia diocesana.

Compartir