Libros

La Escuela Española de Solidaridad y Sentido


Espiritualidad para voluntarios y Humanización y voluntariado (PPC, 2011). La recensión es de Fernando Vidal Fernández.

Espiritualidad para voluntarios

Autor: Joaquín García Roca

Editorial: PPC

Ciudad: Madrid

Páginas: 205

Humanización y voluntariado

Autor: Luis A. Aranguren Gonzalo

Editorial: PPC

Ciudad: Madrid

Páginas: 253

FERNANDO VIDAL FERNÁNDEZ | Dos libros punteros sobre voluntariado en la colección ‘Sin Fronteras’, de PPC. Libros mellizos, pero no gemelos. Luis Aranguren y Joaquín García Roca proponen que los principales avances (y problemas) del voluntariado se dan en el ámbito de sus raíces y en su capacidad creadora de identidad y cultura.

Ambos autores forman parte de lo que podríamos llamar la Escuela Española de Solidaridad y Sentido: una amplia escuela de pensamiento y acción extendida por toda España, de intensa savia católica, heredera del desafío de pensar tras Auschwitz y especialmente unida al catolicismo latinoamericano, que, desde distintas corrientes filosóficas (Personalismo, Teoría Crítica, Fenomenología, Liberacionismo, Socialdemocracia, Liberalismo Comunitario, etc.), ha puesto énfasis principalmente en la refundación de la solidaridad social y las estructuras de sentido –especialmente, las relaciones entre razón y fe– en la sociedad global y plural de la modernidad avanzada, en comunión con los pobres.

En estos libros, el ciclo dedicado al voluntariado se profundiza y alcanza todos los órdenes de la vida. En sendos libros nos encontramos una conexión entre las prácticas de voluntariado social y una propuesta de sabiduría práctica: en el libro de Aranguren, aparece bajo el título de “humanización”; y en el de Roca, como “mística de la solidaridad” o “espiritualidad”.

Ambos títulos son
obras de madurez que impulsan
un voluntariado de madurez

Aranguren comienza identificando la praxis del voluntariado social como “uno de los puntos de referencia de la humanización del planeta en el siglo XXI”, que se encuentra en un dramático cambio de época. De ahí que proponga que el voluntariado sea considerado Patrimonio de la Humanidad, es decir, declarado mundialmente como una de las instituciones fundamentales de la humanidad.

El voluntariado es una fuente práctica de sentido desde la cual regenerar la estructura del sujeto y la razón pública desde claves compasivas y cosmopolitas. Para ello, las organizaciones deben desarrollar políticas de sentido, y Aranguren da recomendaciones operativas para diseñar planes al respecto.

La segunda parte del libro empieza con una antropología social del voluntariado desde la que mira críticamente las encrucijadas, tentaciones y potenciales donde se cruzan la práctica del voluntariado y las tendencias globales de la sociedad. Describe un catálogo de tentaciones y compromisos que constituye una guía sapiencial para los voluntarios y organizaciones de voluntariado. Esta parte concluye con un decálogo de la hospitalidad.

Sacan al voluntariado de la perspectiva sectorial
y lo enfrentan a la responsabilidad
de cargar integralmente
con la construcción de la persona y la sociedad global

La tercera parte del libro es mucho más práctica todavía: consiste en un marco de formación y proyección sociopolítica del voluntariado. Fundamenta un itinerario formativo del voluntario con una pedagogía que pone el énfasis en la formación integral de todas las dimensiones de la persona, el arraigo en la alteridad y la hospitalidad de servicio al otro y la proyección del compromiso a todos los ámbitos de la ciudadanía cosmopolita.

Hay cuadros que sintetizan muy bien toda la propuesta y facilitan su aplicación a los planes formativos de las organizaciones. El voluntariado es una fuente de recreación de las estructuras de identidad y sentido, y los voluntariados deben habilitar espacios desde los que fundamentar sujetos sólidos y recrear la cultura.

El libro de García Roca también propone que el voluntariado es una praxis crucial en la formación del sujeto y de la cultura social. Desarrolla una idea suya que precisamente cita Aranguren en su libro: para que una flor brote en el desierto es necesario que haya manantiales en su interior. Expone como en ninguno de sus anteriores libros la necesidad de una espiritualidad pública. La clave de esa mística en García Roca es la experiencia de solidaridad y alteridad con el pobre. La solidaridad no agota la espiritualidad, pero esta solo se valida si cruza por la solidaridad, por la experiencia de amor cívico.

En el contexto de riesgo global, la razón pública debe cambiar su estructura epistemológica interna para ser veraz, viable y sostenible. La epistemología de la razón pública debe:

  • entrañarse desde la espiritualidad de la alteridad solidaria con los pobres;
  • priorizar la construcción de la interioridad de los sujetos y de la cultura;asumir el paradigma de las inteligencias múltiples; y
  • integrar pensamiento-sentir con acción-vida.

Insiste mucho en lo ecuménico y lo transconfesional y habilita vías de espiritualidad para compartir creyentes y no creyentes. Es un libro muy bello tanto en el ritmo de las páginas como en el sistema global que articula. Útil para organizaciones y para voluntarios que quieran reflexionar su experiencia.

Ambos títulos son obras de madurez que impulsan un voluntariado de madurez. Sacan al voluntariado de la perspectiva sectorial y lo enfrentan a la responsabilidad de cargar integralmente con la construcción de la persona y la sociedad global. Son dos libros que ponen como horizonte el sentido de solidaridad y la solidaridad de sentido.

En el nº 2.763 de Vida Nueva.

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Actualizado
21/07/2011 | 15:30
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