Pilar Conesa: “Queremos iluminar, no calentar el ambiente”

Creadora de ‘Catholic Voices’ en España

JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA | Pilar Conesa pensó en crear Catholic Voices en España tras ver una entrevista al que había sido promotor de la iniciativa en Gran Bretaña, Jack Valero, un ingeniero español que vive desde los diecisiete años en Inglaterra. Aunque no tenía una especial relación con los medios de comunicación, esta profesora de Organización de Empresa en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) entendió que aquella podía ser una buena propuesta para empezar a cambiar la imagen de la Iglesia en nuestro país. [Siga aquí si no es suscriptor]

“En los últimos tiempos, muchos cristianos nos sentimos desesperanzados, a veces, incluso atacados. La gente con la que hablo tiene ganas de hacer algo, pero no sabe qué”, comenta. Al ver la entrevista, entendió que esta debía de ser su contribución.

Catholic Voices surgió en Gran Bretaña en 2010 con motivo de la visita de Benedicto XVI. Ante una opinión pública hostil, un grupo de laicos decidió formarse para participar en debates de televisión y radio y, aplicando técnicas de comunicación de crisis, defender la posición de la Iglesia ante ciertos temas controvertidos. Tuvieron más de cien intervenciones y, según algunos analistas, fueron una de las claves que contribuyó al éxito de la visita papal.

Después, el grupo se ha consolidado como una referencia católica no oficial para los medios y ha continuado con sus intervenciones en temas tan delicados como la pederastia en el clero o la polémica en torno al uso del preservativo suscitada por el libro-entrevista a Benedicto XVI, Luz del mundo.

Conesa contactó con Valero, quien respaldó el desarrollo de la iniciativa en España. Después, junto con su marido, Ignacio Gil, también docente en la UPV, y Javier Jiménez, profesor en la Universidad de Valencia, crearon una asociación civil y convocaron el primer casting. “Queremos ser reconocidos como comunicadores católicos, pero no somos los portavoces institucionales”, señala. “Cada uno de los speakers actúa a título personal; si se equivoca, el problema es suyo, aunque si acierta, el beneficio es para toda la Iglesia”, puntualiza Ignacio.

Los inicios no estuvieron faltos de problemas. “Muchos decían que esto no cuajaría en España, pero en apenas unos meses ya hay grupos en Valencia, Barcelona y Madrid, y se prepara uno en Sevilla”. Luego vino la difusión desde los propios medios,  mucho apoyo, sobre todo en Internet, y “mucha providencia divina”, destaca Pilar.

Aunque no tienen el apoyo directo del episcopado, “los obispos son conocedores de la iniciativa y no son contrarios a ella”. En su web, Catholic Voices remarcan que “no pretenden ser portavoz oficial de la Iglesia ni de los obispos y solo aspiran a su bendición y a colaborar con todos ellos en una relación cordial”. “Tenemos total autonomía”, reconoce Conesa.

Fidelidad y naturalidad

Su metodología comienza con un casting en el que se valora tanto la fidelidad al Magisterio de los candidatos, como su naturalidad y presencia ante la cámara. De ahí se seleccionan de 10 a 15 comunicadores, que inician un proceso de formación sobre temas en que la posición de la Iglesia resulta controvertida. Aborto, homosexualidad, reproducción asistida, libertad religiosa, pederastia en el clero, eutanasia, familia y matrimonio o la figura del Papa, han sido algunos de los puntos que han centrado esta formación, que finaliza con unas sesiones sobre técnicas de comunicación en radio y televisión.

“Buscamos un perfil positivo, constructivo, no de enfrentamiento”, destacan. De hecho, light, not heat (iluminar, no acalorar) es su lema. “Dar luz y no calentar el ambiente es la filosofía que pretendemos trasmitir. Queremos acudir a los medios a clarificar, a testimoniar, no a ganar”, señala Gil. La próxima visita de Benedicto XVI a España para la JMJ de Madrid será la prueba de fuego de la iniciativa.

EN ESENCIA

Una película: Más allá de la vida, de Clint Eastwood. Es de lo último que he visto en cine con algún mensaje.

Un libro: me sorprendió El inventor de historias, de Marta Rivera de la Cruz.

Una canción: Woman, de John Lennon o cualquier pieza de música clásica que te hace confiar en la humanidad.

Un lugar del mundo: allí donde esté con mi familia.

Un recuerdo de la infancia: mi padre, que ha jugado siempre con nosotros.

Una aspiración: ser santa.

Una persona: Nacho, mi marido.

La última alegría: la visita de mi hijo, el mediano, que vive fuera y nos permitió pasar unos días en familia.

La mayor tristeza: perder a un amigo que no ha fallecido.

Un sueño: que seamos capaces de transmitir la alegría de vivir junto al Señor también en el día a día.

Un regalo: el que me acaba de hacer una amiga: venimos de un concierto de la Royal Philharmonica Orchestra.

Que me recuerden por… la alegría y el buen humor.

En el nº 2.762 de Vida Nueva.

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