Joaquín Kremel: “El mensaje de Jesús es insuperable”

El actor estrena hoy en Madrid la obra ‘El evangelio según Pilatos’

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Eric-Emmanuel Schmitt (Lyon, 1960), filósofo, novelista, dramaturgo y cineasta, vivió en primera persona una transición desde el agnosticismo a la fe a raíz de que se perdiera durante 30 horas en el desierto de Hoggar, entre Argelia y Níger, siguiendo las huellas de Charles de Foucauld y su refugio ermitaño. En El evangelio según Pilatos hace su propia lectura del Nuevo Testamento.

El actor Joaquín Kremel (Mongat, Barcelona, 1947) interpreta al propio Pilatos en un montaje adaptado y dirigido por José Sámano. Estrenada en Avilés, llega a Madrid, donde inaugura el nuevo Teatro del Conde Duque, en el marco de la programación de los Veranos de la Villa, con 15 funciones entre el 8 y el 24 de julio, antes de salir de gira por toda España.

“Nos fascinó a todos el texto –explica Kremel–. Lo interesante, lo brillante, lo emotivo que era el texto de Schmitt. La feliz idea que tuvo a la hora de narrar los hechos a partir del Domingo de Resurrección desde el punto de vista de Poncio Pilatos”.

¿Por qué Pilatos?

Cuando La Croix le preguntó a Schmitt –conocido en España como el autor de Ibrahim y las flores del Corán– por qué eligió a Pilatos para abordar uno de los fundamentos del cristianismo, contestó: “Porque es el que más se nos parece: sus análisis son políticos, sus reflejos protectores, no tiene ganas de que se le moleste por ese asunto. Tenía que ser entonces él quien concluyese la investigación sobre la desaparición del cuerpo de Jesús”.

Kremel añade que, por eso mismo, la obra se abre a todos, creyentes o no, a partir de la relación entre Pilatos y su esposa, Claudia Prócula, que interpreta Julia Torres: “Pilatos era un hombre moderno, pragmático, dominador. Estaba casado con Claudia Prócula, a la que adora y con la que vive una historia de amor. Ella se hace, digamos, jesusista, porque aún no se podía hablar de cristianismo. Y ella representa la fe, la emotividad, mientras que Pilatos refleja la razón”.

Lo que queda es el triunfo de la fe: “No hay más trascendente que el sentimiento religioso. La fe trasciende y sobrepasa a la razón, y a esa fe deberíamos agarrarnos más a menudo, sobre todo, en estos tiempos que corren en el que todo es superficie, apariencia, escaparate y vamos muy poco a nuestro interior. Esta función creo que nos lleva hacia dentro de nosotros mismos y nos hace que pensemos, en una dirección u otra, acerca de lo emotivo, de lo mejor de nosotros mismos”.

Que el público reflexione

Al primero que El evangelio según Pilatos no deja indiferente es al propio Kremel: “Es distinto a subirse al escenario con otros textos, porque aquí es cierto que hay mayor implicación. No solo estamos hablando de un Pilatos que sorprende al espectador. Pilatos no es simplemente alguien que se lava las manos. Pilatos es alguien que no quiere condenar a Jesús. Es un personaje que, sobre todo, hace reflexionar al público”.

Y esto para un actor es emotivo y es lo mejor que le puede ocurrir, porque Schmitt no es nada panfletario. En cualquier caso, la figura central de la obra es un Jesús del que todo el mundo habla. Kremel también se rinde: “El mensaje de Jesús para mí es insuperable”.

En el nº 2.761 de Vida Nueva (artículo completo para suscriptores).

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