Benoît Grière: “La Iglesia necesita unidad y fraternidad, no división”

Superior general de los Asuncionistas

Texto y fotos. DARÍO MENOR | Desde el pasado mes de mayo, el P. Benoît Grière es el nuevo superior general de los Agustinos de la Asunción, religiosos más conocidos como asuncionistas. Doctorado en Medicina, máster en Teología y licenciado en Filosofía, este francés de 53 años ha sido superior provincial en Francia y responsable de la editorial de este instituto de Vida Consagrada, Bayard Presse. Durante los próximos seis años estará al frente de los 834 religiosos y 45 novicios de la congregación. Grière desea continuar con la cooperación intensa con los laicos –una de las señas de identidad asuncionista– y apuesta por la unidad y la fraternidad como solución a las divisiones que afligen a la Iglesia. [Siga aquí si no es suscriptor]

– ¿En qué estado de salud se encuentra la congregación?

– Nuestra situación es comparable a la de otras muchas. Hay ciertos desequilibrios demográficos, con una disminución en los países occidentales y un rejuvenecimiento y una expansión rápida en los países del Sur. La edad media de los miembros de la congregación se encuentra entre los 55 y los 60 años. En los países occidentales sube, situándose en torno a los 68 años, mientras que en las naciones del Sur se coloca entre los 35 y los 37 años. Nuestras nuevas vocaciones vienen de África, Asia y América. Destaca, en especial, Madagascar. Hemos creado nuevas comunidades en Vietnam y en Filipinas, donde recibimos también muchas vocaciones.

– Es interesante cómo los asuncionistas han afrontado el reto que supone trabajar con los laicos. ¿Cómo debe facilitarse esta relación?

– Es una antigua tradición en la congregación. Comenzamos desde el inicio de nuestra historia a trabajar con los laicos, de los que obtenemos una gran enseñanza. En Francia hemos continuado este camino creando una editorial, Bayard Presse, que publica diarios como La Croix o revistas como Pelerin. Es una experiencia muy larga, con la que nos hemos beneficiado siempre de la vitalidad y de la profesionalidad de los laicos. Hoy estos elementos han servido para construir un grupo editorial internacional, con presencia en España y otras muchas naciones, en el que los laicos tienen un papel muy importante.

Colaboración con los laicos

– Este trabajo mano a mano con los laicos al que se refiere, ¿lo ha desarrollado la congregación también en los países del sur?

– Sí, vamos poco a poco. En el último capítulo general había delegados del laicado de África, de América Latina, de América del Norte y de Europa. De Asia todavía no, pero creo que será posible en los próximos años.

– Muchas veces se dice que los laicos necesitan más formación para que sean capaces de ocupar puestos de responsabilidad. ¿Están los asuncionistas trabajando en este campo de la formación del laicado?

– Es importante que los laicos estén bien formados. Es tradición en la congregación que los laicos tengan una formación específica. A las personas que llaman a la puerta de la Asunción, les proponemos un recorrido de formación. Además, animamos a que cursen estudios de teología.

– Usted ha dicho en alguna ocasión que no se debe esperar que se autofinancien las presencias de la congregación en África. ¿Cómo deben ser ayudadas? ¿Hay que favorecer la autonomía por otros medios?

– La cuestión de la autofinanciación es difícil. Para los que no tienen recursos, debemos ofrecer la solidaridad interprovincial. Las más ricas deben ayudar a las más pobres. Pero debemos promover al mismo tiempo la autofinanciación. ¿Cómo lo hacemos? Hay que formar intelectualmente y en la gestión a los líderes de las comunidades de África y de Asia. Hemos empezado, por ejemplo, en Filipinas, a desarrollar una editorial de prensa misionera. Si la comunidad puede vivir, en parte, de ella, será un buen comienzo. Favorecemos también la educación. Hay que ayudar a la población pobre a encontrar un camino para trabajar y ganar un salario. En el plano internacional, se trata de una cuestión muy difícil, frente a la que no tenemos respuestas generales. Está el tema de la caridad y de la justicia social. Nosotros queremos que los religiosos trabajen y que, de ese trabajo, venga su subsistencia.

– ¿Piensa que Europa sigue siendo un recurso para la Vida Consagrada o que se ha convertido en una suerte de residencia para religiosos ya ancianos?

– Creo que es equivocado decir que la Vida Religiosa está muerta en Europa. Yo espero que sea fuerte en el futuro. En una sociedad secularizada y no creyente, el signo que da la Vida Religiosa es muy importante. Hay menos religiosos y clérigos, pero todos los días hay llamadas a los jóvenes para que se hagan curas o religiosos. La vía asuncionista, representada por nuestra congregación, está marcada por la vida fraternal. Pienso que en la sociedad contemporánea, el signo de la fraternidad es cada vez más necesario. Pese a la situación actual, habrá siempre hombres y mujeres que respondan a este llamamiento de la fraternidad. Esta se vivirá con los religiosos, pero también con los laicos. Las comunidades deben ser abiertas y fraternales, compuestas por hombres, mujeres, religiosos y laicos.

– ¿Tiene algún proyecto particular para desarrollar durante los próximos años al frente de la congregación?

– Contamos con un proyecto en Rumanía, en Bucarest, de diálogo ecuménico muy importante. También tenemos una iniciativa en Kivu, en la República Democrática del Congo, donde queremos crear una universidad para favorecer el desarrollo. En África pretendemos, además, desarrollar prensa católica. También aspiramos a tener una presencia continua en China.

Apertura y diálogo

– Hablando de la prensa católica, ¿qué proyectos tienen en el terreno editorial?

– Queremos que Bayard Presse tenga una línea editorial de apertura y de diálogo hacia la sociedad. Somos fieles al magisterio eclesial pero, al mismo tiempo, seguimos la línea de Benedicto XVI a favor de iniciativas como el Patio de los Gentiles. Pretendemos dialogar con los laicos y con la gente que no comparte nuestra fe. Queremos, por supuesto, desarrollar la fe católica y cristiana, pero también hablar con el resto de creyentes y con quien no cree.

– El mundo editorial sufre una doble crisis: por un lado, la que vive toda la economía en general; y, por otro, la propia de su mundo. En esta situación, ¿cómo pueden desarrollarse publicaciones católicas de calidad y que no sean deficitarias?

– Es muy difícil. Nosotros, además, no somos ricos. Es complicado desarrollar una prensa católica de calidad siendo independiente y libre, sin depender de los bancos o de las grandes compañías editoriales. Es un sector caro. Creo que es posible hacer cosas y aumentar tu presencia paso a paso. Tal vez una solución sea el trabajo conjunto con otras congregaciones presentes en este sector.

– ¿Están los asuncionistas ya presentes en algún proyecto “intercongregacional”?

– Espero que nos desarrollemos en ese campo. Como le decía, la prensa nos ofrece un buen marco para llevar a cabo este tipo de iniciativas.

– ¿Cómo ve los próximos seis años? ¿Qué aportará la congregación a la Iglesia?

– Somos pequeños y seguiremos siendo modestos, pero queremos ofrecer nuestra fidelidad a la Iglesia dando el máximo de nosotros para lograr la comunión eclesial. La Iglesia necesita unidad y caridad fraternal. En nuestro pequeño espacio queremos trabajar para que esta unidad sea posible. Nuestro proyecto, aquí también, es de fraternidad. La división en la Iglesia es triste. Queremos trabajar para que haya una comunión mucho más fuerte. Es nuestra gran ambición a través de nuestros pequeños medios. A través de nuestras publicaciones, obras educativas y presencias religiosas queremos construir una familia.

En el nº 2.761 de Vida Nueva.

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