Los frutos del diálogo ecuménico de Estados Unidos a Rusia

Abrazo entre Benedicto XVI y Bartolomé I

DARÍO MENOR | La constitución apostólica Anglicoranum coetibus, que abre las puertas de la comunión con Roma a los anglicanos que lo deseen por medio de la creación de Ordinariatos, está dando sus frutos también al otro lado del Atlántico. Después de que echara a andar con éxito en enero la primera de estas instituciones en Inglaterra y Gales, en los próximos meses será creado un Ordinariato para los anglicanos de los Estados Unidos, conocidos como episcopalianos.

Podrían conformar esta nueva comunidad anglocatólica alrededor de 100 sacerdotes y unos 2.000 fieles, según anunció recientemente el cardenal Donald William Wuerl, arzobispo de Washington y encargado por el Vaticano para tutelar este proceso. El purpurado presentó en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos la “hoja de ruta” que están siguiendo los anglicanos que desean la acogida dentro de la Iglesia católica. Este recorrido prevé la conservación de la propia tradición litúrgica.

Según informó L’Osservatore Romano, se ha creado un curso intensivo de formación de nueve meses de duración en un seminario de Houston para los pastores anglicanos que aspiran a ser ordenados sacerdotes católicos. En el curso –explicó Wuerl– se hace hincapié en “las áreas históricas de divergencia teológica” entre ambas comunidades.

El purpurado anunció que el episcopado católico estadounidense ha entrado en contacto con multitud de feligreses anglicanos que desean la comunión con Roma. Esta podrá llegar cuando se supere el punto más farragoso del actual período de preparación: la realización de informes, también psicológicos, sobre los pastores que seguirán el curso de formación y que liderarán las nuevas comunidades anglocatólicas. Junto a los antiguos episcopalianos, también podrían formar parte del Ordinariato de Estados Unidos los miembros de la Iglesia angloluterana católica, que también han pedido al Vaticano la comunión plena.

Es muy diferente la situación del diálogo ecuménico con la Iglesia ortodoxa. Los puntos de encuentro están, en este caso, más lejanos que con los anglicanos.

Dentro de los ortodoxos también hay diferencias, pues es más fluida la relación con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, que con el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kiril I. Con este último, el arzobispo católico de Moscú, Paolo Pezzi, pretende el establecimiento de un calendario común de celebraciones para las comunidades ortodoxas y católicas de Rusia.

“Estaríamos dispuestos a adaptarnos al calendario ortodoxo para celebrar el mismo día la Pascua y la Navidad”, afirma Pezzi. “Tenemos un tesoro de fe común y las diferencias que existen entre nosotros no son por fuerza barreras, sino un posible enriquecimiento mutuo”. Se trata de una reflexión aplicable no solo a la relación con los ortodoxos, sino al diálogo ecuménico en su más amplio sentido.

En el nº 2.760 de Vida Nueva.

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