“Santidad, rece mucho por los enfermos”

La Fundación Instituto San José recibirá al Papa en agosto durante la JMJ

ÁLVARO REAL. Fotos: LUIS MEDINA | En total, 392 camas hospitalarias, 1.681 ingresos y 130.280 estancias son los datos que ofrece en su Memoria 2010 la Fundación Instituto San José, de los Hermanos de San Juan de Dios, en Madrid.

Enfermos de cuidados paliativos, de recuperación funcional, de lesión medular, de daño cerebral, con discapacidades intelectuales o residentes geriátricos son los usuarios de este centro madrileño que, el próximo 20 de agosto, visitará Benedicto XVI en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud 2011.

Cristino Pérez Hidalgo es paciente del Instituto San José desde hace más de 10 años. Enfermo de esclerosis múltiple, mientras enseña a Vida Nueva las instalaciones en su silla de ruedas motorizada, destaca su ilusión por la visita del Papa: “Si puedo hablar con él, le pediré fuerza, impulso y que rece por los enfermos, porque es la cruz que nos ha tocado vivir, esto nadie lo pide”.

Cristino, con esclerosis múltiple, quiere pedirle "fuerza" al Papa

El día de Cristino está centrado en la terapia ocupacional, relajación, manualidades y fisioterapia. “En esta sala es donde realizamos la rehabilitación”, explica, aunque confiesa que hay otro lugar donde hace “otra parte de terapia”: “Siempre que puedo, me escapo a la capilla y le rezo a Jesús y a la Virgen”.

Cristino no es el único que está nervioso con la visita del Santo Padre. Pedro Castellanos es discapacitado intelectual y paciente del centro desde los 11 años. “Llevo 39 años aquí, y aquí me pienso quedar”, afirma. Nos lo encontramos sentado al sol, con una gorra y unas gafas que se quita para contestar a algunas preguntas: “La gente que trabaja aquí se porta muy bien. Por la mañana estoy en talleres y con mis amigos. Esta casa es como una segunda familia”.

La de agosto será la primera vez que vea al Papa. Pedro cuenta que su cuñado vio a Pablo VI y le besó el anillo, y que hay una foto que guarda la familia. “Yo haré lo mismo: si me dejan, le besaré el anillo y hablaré con él un ratito. Para decirle que siga así y que ojalá seamos un poquito más cristianos”.

Benedicto XVI ha querido encontrarse en los momentos previos a la celebración de la vigilia de Cuatro Vientos con discapacitados participantes en la JMJ y con residentes de este centro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Con Cristino, con Pedro y con una representación de todos los enfermos a los que atiende la Orden en sus 320 centros presentes en los cinco continentes. “Es un bonito detalle del Santo Padre hacia las personas con discapacidad”, subraya María José González-Iglesias, coordinadora de la Sección de Discapacidad de la JMJ.

Pedro quiere besarle anillo

El Instituto San José fue creado en 1899 por el Marqués de Vallejo, hoy es propiedad del Arzobispado de Madrid y siempre lo han gestionado los Hermanos de San Juan de Dios. Tiene carácter de servicio público y nació con la finalidad de ofrecer asistencia sanitaria a enfermos de procesos neurológicos, en fase aguda o crónica, especialmente personas afectadas de epilepsia. También atiende a enfermos en procesos agudos o de rehabilitación, recuperación o procesos crónicos invalidantes y/o terminales.

En total, trabajan 349 personas, entre directivos, facultativos, auxiliares de clínica, servicios generales y labores pastorales. Como, por ejemplo, María Alonso Fraile, fisioterapeuta y responsable de la Unidad del Agua, una unidad pionera en la rehabilitación y en el trabajo geriátrico: “El agua es un medio que te permite hacer muchas cosas. Acelera los procesos de rehabilitación y sirve como complemento a lo que realizan en las salas”.

Con una gran sonrisa, se dice enamorada de este medio, “casi como un delfín”. “Como aquí no hay gravedad, gente que fuera no puede caminar por sí sola, en el agua sí tiene esa autonomía. Una siente muchísima alegría al ver la sonrisa de un paciente cuando ve que se puede desplazar”, explica.

La hospitalidad, fundamento clave

Cuatro son los principios que rigen este hospital: el respeto, la calidad, la profesionalidad y la espiritualidad, a lo que hay que añadir un principio superior que engloba al resto: la hospitalidad de la Orden de San Juan de Dios.

El director médico del Instituto San José, Ángel Sanz-Virseda, solo lleva dos meses en su cargo, pero confiesa que cuando supo de estos principios, le resultó fascinante y pensó: “Esto es lo que yo quiero”. Con sus ojos azules desbordantes de ilusión, asegura que ha trabajado durante muchos años como director médico en otros centros, pero que “ni de casualidad me podía imaginar que podría terminar en un lugar con esta hospitalidad, y estoy encantado”. El director describe: “Somos un centro privado sin ánimo de lucro, con programas asistenciales sanitarios y sociales”.

Ángel reconoce que tiene un pensamiento cada noche antes de ir dormir: “Cuán frágil es la vida y qué gusto poder estar ahí compartiendo con los pacientes estos momentos difíciles. La vida tiene un hilo muy fino y aquí lo percibes de manera muy clara”.

De la misma idea y sentimiento es el responsable de Obra Social y Voluntariado, Rubén López Garrido, que destaca que, “a pesar de lo que pueda parecer, trabajar aquí te da más vida. Te hace plantearte las cosas, relativizar lo accesorio y dar calidad a las cosas que importan”. Rubén se acercó al mundo del voluntariado con solo 15 años en su Aranjuez natal, como voluntario de Cáritas, y ha estado en Proyecto Hombre y otras organizaciones sociales. “Lo que me ha enganchado es la coherencia de este centro y de la Orden”.

San Juan de Dios empezó con voluntarios como Antón Martín y, de alguna manera, Rubén –aunque aclare que “son palabras mayores”– se siente un poco como el santo granadino al tener que buscar voluntarios para el centro: “Me encanta este trabajo porque tiene mucho de la identidad de san Juan de Dios”.

Los discapacitados hablarán con el Papa

Ángel y Rubén, están “encantados” con la visita de Benedicto XVI: “Hay mucha expectativa sobre qué trascendencia puede tener esta visita en los medios de comunicación y en la sociedad. Estamos satisfechos e ilusionados”. Aunque se quedan en blanco cuando se les pregunta qué le dirían al Santo Padre: “Ufff…, nos pillas ahora mismo descolocados…”.

Menos mal que Consuelo Castellanos, del Departamento de Comunicación, sale al quite y explica que serán los propios pacientes quienes hablarán con el Papa: “Un par de discapacitados psíquicos le darán un regalo al Santo Padre y un discapacitado físico le va a hacer una lectura de algo breve que están preparando ellos. Para ellos, la visita de Benedicto XVI a este centro es un acto de reconocimiento social que valoran muchísimo”, destaca Consuelo.

Finalmente, Ángel y Rubén deciden contestar a la pregunta y también optan por pedirle al Santo Padre que rece por los enfermos: “Que rece por los pacientes, que la vida es frágil y todos podemos llegar a su situación”.

El voluntariado de san Juan de Dios

Para ser voluntario en el Instituto San Juan de Dios se realiza una primera toma de contacto a través de la página web www.hacesfalta.org, en la que se plantea el compromiso y se da un tiempo de reflexión. También existe otro sitio (www.vsjd.org) en el que todos los voluntarios reciben información, noticias o una agenda con los diferentes proyectos de la Provincia.

Para ser voluntario se requiere una preparación básica basada en un decálogo en el que se busca la receptividad o el “dejarse llenar por el otro”, la observación, la superación de “todo tipo de prejuicio y estereotipo”, la hospitalidad como “amor gratuito” y la centralidad de la persona del enfermo/necesitado. El respeto, la sensibilidad, el compromiso, la solidaridad y el “valor añadido” en la atención completan este decálogo que cumplen todos y cada uno de los voluntarios.

A partir de este decálogo, a cada voluntario se le forma según las necesidades específicas: en el duelo en cuidados paliativos, en la comunicación con discapacitados intelectuales o la motricidad y en la rehabilitación para la recuperación funcional.

En el nº 2.760 de Vida Nueva.

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