El Tibidabo cumple 100 años como templo expiatorio

La comunidad salesiana implica en la conmemoración a diócesis de toda Cataluña

Templo del Sagrado Corazón del Tibidabo

JORDI LLISTERRI. BARCELONA | “Que los españoles tengamos también cuanto antes nuestro Montmartre”. Son palabras de José Meseguer, que fue obispo de Lérida y de Granada, en el Congreso Eucarístico Internacional de Madrid de 1911 para argumentar la proclamación del templo del Sagrado Corazón del Tibidabo de Barcelona como templo nacional expiatorio. El pasado 28 de junio se cumplieron 100 años de esta proclamación.

Este primer fin de semana de julio, los salesianos del Tibidabo conmemoran el centenario con una eucaristía presidida por el cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, coincidiendo con la solemnidad del Sagrado Corazón. El domingo, el arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives, presidirá la consagración de las familias.

Coronado con una imagen del Sagrado Corazón, el Tibidabo está situado en la cumbre de la montaña más alta de Barcelona y es visible desde toda la ciudad. La popularidad del templo ha sido aprovechada por los salesianos que regentan la parroquia para promover diversas actividades pastorales y, especialmente, la adoración perpetua. Desde 1966, en la Capilla de la Adoración Perpetua hay constituidos turnos nocturnos y diurnos de adoración que cubren todos los días.

La voluntad de edificar un templo dedicado al Sagrado Corazón se remonta a la visita que realizó san Juan Bosco a Barcelona en 1886, y en la que encontró un grupo dispuesto a promover una obra como la que también se estaba construyendo en Roma. La estructura actual del templo es la que se reconstruyó después de su destrucción en la Guerra Civil. Así, en 1961 se pudo elevar la estatua de siete metros de altura que lo corona.

Actualmente, en el templo hay una comunidad de 11 salesianos con el obispo emérito Joan Godayol. Entre otras propuestas pastorales, se pueden visitar la Exposición Catequética Permanente y el singular Museo de Arte Sacro Navideño, formado por una selección única de belenes que el sacerdote Francesc Camprubí donó hace poco más de diez años.

Este mes de junio, se han celebrado otros actos para conmemorar el centenario de la proclamación como templo nacional expiatorio, entre ellos, una vigilia de oración y la Asamblea Anual del Apostolado de la Oración de Cataluña.

En el nº 2.760 de Vida Nueva.

Compartir