¿Quién es el beneficiado?

CIRIACO BENAVENTE MATEOS | Obispo de Albacete

“Ante el alcalde, me comprometí a mantener gratuitamente a nuestros internos y a subir el sueldo a los empleados en caso de recibir de la administración el mismo trato económico que la llamada residencia pública”.

A mediados del mes pasado nos presentaban la Memoria de Actividades de la Iglesia en el año 2009. Se decía, de paso, que la Iglesia ahorra al Estado miles de millones. Ya sé que hay quien no se lo cree, quien piensa que es un camelo para justificar lo que recibe de quienes marcan la X o para despertar la generosidad.

Recuerdo, durante mi servicio pastoral en Coria, que celebrábamos los 25 años de una de las dos residencias diocesanas de ancianos –la de ‘San Nicolás’– existentes en la misma ciudad. Entre ambas, pasaban de 150 residentes, para cuyo sostenimiento contábamos solo con el 80% del importe de las pensiones de los acogidos, algunos con pensiones no contributivas. Hasta el alcalde nos dijo alguna vez que ojalá todas las residencias de ancianos funcionaran como ‘San Nicolás’. No les extrañe, la gestionaban las Hijas de la Caridad.

Por aquellos días, salió en la prensa la noticia de que la residencia pública que había en la misma ciudad, y que cobraba a los internos lo mismo que las diocesanas, había firmado con la Junta de Extremadura un convenio de funcionamiento por un importe anual de algo más de 800.000 euros. He de aclarar que el número de residentes de esta no llegaba entonces al que reunían las dos residencias de la Diócesis.

Me alegré de la noticia, y, ante el alcalde, me comprometí a mantener gratuitamente a nuestros internos y a subir el sueldo a los empleados en caso de recibir de la administración el mismo trato económico que la llamada residencia pública.

Por aquellos años, lo que la Diócesis recibía del Estado no llegaba a 900.000 euros anuales. Solo las dos residencias lo compensaban con creces. Pero es que, además de las propias de otras instituciones religiosas, eran siete las residencias de titularidad diocesana.

En el nº 2.760 de Vida Nueva.

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