Repensar a santa Clara 800 años después

El futuro de las clarisas pasa por revisar la autonomía de las comunidades

DARÍO MENOR | Desde el pasado 16 de abril hasta el 11 de agosto del año que viene, las 18.000 clarisas presentes en todo el mundo están de fiesta: celebran el VIII centenario de la fundación de la Orden de las Hermanas Pobres por parte de santa Clara de Asís. Con motivo de esta conmemoración, que estará trufada de festejos, convenios y actividades culturales, toda la familia franciscana intentará acercar a Clara al público, al tiempo que profundizará en el propio conocimiento de su figura. “Este último objetivo es muy importante para nosotros. Sin conocer a Clara no se puede entender plenamente el carisma franciscano. A las clarisas les ayudará a conocer mejor su propia vocación”, apunta el español Fr. José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de los Hermanos Menores. [Siga aquí si no es suscriptor]

La Hna. Clara Fernández, presidenta de la Federación de Hermanas Clarisas de Cataluña, Castellón y Menorca, considera que, pese a los ocho siglos pasados, “la experiencia y la vida de Clara siguen siendo hoy totalmente vigentes. Continúa siendo siendo un modelo a seguir”. Ella, como sus hermanas, vive esta celebración con una “alegría inmensa”. “Ver que después de 800 años sigue vive la llama de Clara supone una reafirmación personal y una satisfacción enorme”, sostiene.

El octavo centenario le llega a esta orden, una de las más numerosas de la Iglesia, en “buen estado de salud”, dice Fr. José Rodríguez. Al ser el superior de toda la familia franciscana, su autoridad también engloba a los distintos monasterios de las clarisas, los cuales gozan de una gran autonomía. De esta independencia deriva la ausencia de una superiora general y de un órgano central de gobierno similar al que existe en otras órdenes y congregaciones religiosas. Sí cuentan las clarisas con federaciones en las que se agrupan monasterios de una misma región, consiguiendo aunar así esfuerzos en terrenos tan cruciales como la formación, tanto la inicial como la permanente. A través de estas federaciones se están organizando muchos de los festejos del VIII centenario de la Orden.

“Celebraremos este año a dos niveles. Primero, a nivel interno, tratando de profundizar en cada comunidad en la vida evangélica de Clara de Asís. Hay que recordar sus opciones fundamentales, como son la fraternidad y la experiencia contemplativa, reglas de vida escritas por una mujer para mujeres. Eso hace que las clarisas tengamos unas características diferentes a las otras religiosas”, explica la Hna. Clara.

En el segundo nivel de celebraciones, que se vivirá de puertas afuera de los monasterios, destacan los dos congresos internacionales que tendrán lugar en la ciudad italiana de Asís el próximo mes de febrero. En uno participarán los asistentes espirituales de las clarisas, y en otro las presidentas de la federaciones de todo el mundo. Habrá, además, exposiciones, conciertos, discos conmemorativos, obras de teatro, jornadas de estudio…

“A Clara no se la conoce lo suficiente, y menos todavía de forma profunda, a veces ni entre las hermanas clarisas”, sostiene el ministro general de los franciscanos. “En la federación de Cataluña, Castellón y Menorca hemos preparado un CD, llamado Clara en Camino, y diversos materiales divulgativos para intentar llegar al mayor número posible de personas. Hemos organizado además unas jornadas de reflexión y de estudio sobre cómo es la vida de las clarisas hoy y una catequesis especial para jóvenes”, dice la Hna. Clara.

Fr. José Rodríguez Carballo

En Occidente, como sucede en la mayoría de formas de Vida Religiosa, las clarisas viven una situación “de desierto”, reconoce Rodríguez Carballo, “debido a la falta de vocaciones”, lo que en ocasiones crea “pesimismo entre las hermanas”. Por el contrario, en África, Asia y América Latina existen signos de “gran vitalidad” por el gran número de novicias.

En España residen unas 3.000 clarisas repartidas en casi 200 monasterios, lo que supone la segunda comunidad más numerosa de la Orden, solo por detrás de Italia. “Tendrán que redimensionarse, lo que llevará consigo el cierre de monasterios”, apunta el ministro general. “Aunque esto no es fácil de asumir por algunas hermanas, muchas otras ven en esta necesidad una nueva oportunidad para volver a lo esencial”.

Hay clarisas que, como la Hna. Clara, apuestan por superar la tradicional independencia de las comunidades y bogar hacia una mayor unidad: “Pienso que la organización que tenemos ahora no es la más adecuada, aunque hay opiniones diversas. En Francia, por ejemplo, las hermanas van a convertirse en una sola federación, aunando fuerzas. En España, un proyecto similar es impensable. Me gustaría que hubiese más unión entre las federaciones y que estas tuviesen más peso. La autonomía es una riqueza, pero a veces crea problemas. Muchas hermanas tienen miedo a cambiar porque la novedad crea inseguridad. Aunque dé miedo a equivocarse, es el único modo de avanzar. Si no, no hacemos nada, nos quedamos estancadas”.

A medio plazo

Rodríguez Carballo comparte esta postura. En su opinión, “es demasiado fuerte todavía” el sentido de pertenencia entre algunas hermanas “al propio monasterio”, mientras que el sentido de pertenencia a la Orden y a las federaciones resulta “mucho más débil”. Considera el ministro general que, sin llegar a una orden centralizada como la que tienen los Hermanos Menores, las clarisas “deberían revisar su autonomía”.

“Esta nació en circunstancias muy distintas a las que vivimos actualmente. Entre la centralización y la total autonomía hay que buscar un término medio”, apunta. Si no se afronta esta cuestión, advierte sin medias tintas que, “a medio plazo”, la autonomía para muchos monasterios “podría significar su muerte”. Subraya, además, el riesgo adicional que sufren los monasterios no federados, algunos de los cuales “corren el riesgo de convertirse en verdaderas islas”.

La Hna. Clara, quien no se cansa de destacar que la diversidad es “una riqueza”, reconoce que los cambios serán complicados. “Es difícil ponernos de acuerdo entre todas. A nosotras mismas nos choca que tenga que representarnos el ministro general de los Hermanos Menores. Supongo que, con el tiempo, las mentalidades irán cambiando”, sostiene la religiosa.

Pese a la encrucijada organizativa en que se encuentra la orden, Fr. José Rodríguez se muestra optimista y esperanzado en el futuro por la “voluntad y los esfuerzos de muchas hermanas por revitalizar el carisma franciscano-clariano”. Para ello es clave la formación, en la que todos los consagrados “se juegan el presente y el futuro”. “Sin formación no puede haber fidelidad creativa y sin fidelidad creativa sencillamente no hay fidelidad, no hay presente ni futuro”, concluye.

“Extrañeza” ante la escisión de Lerma

Aunque se intenta evitar la polémica y la confrontación, la escisión de la orden de las clarisas de los monasterios burgaleses de Lerma y La Aguilera y el consiguiente nacimiento de un nuevo instituto religioso, Iesu Communio, ha causado estupor y cierto malestar dentro de la familia franciscana. Fr. José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de los Hermanos Menores, subraya que “respeta la opción que ha tomado esta comunidad”, pero considera que “el modo de proceder” no ha sido correcto. “Ese modo causó mucha extrañeza entre las hermanas y entre no pocos hermanos. Creo que hubiera sido mejor llevar el proceso de una manera más abierta y fraterna”.

Para algunas clarisas que han seguido la evolución de la situación de Lerma durante los últimos años, la escisión “se veía venir” y “parecía inevitable”. Hay quien sostiene incluso que ha vivido la separación “como una liberación”.

En la Curia romana, el fenómeno es visto con interés y prudencia. El mensaje habitual es que hay que esperar unos años para saber si realmente es “obra del Espíritu” y sigue adelante con la misma pujanza.

En el número 2.759 de Vida Nueva

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