La Iglesia mexicana apuesta por la formación sacerdotal

Así se puso de manifiesto durante la reciente Asamblea del Episcopado

PABLO ROMO CEDANO. MÉXICO DF | La XCI Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), celebrada del 31 de mayo al 3 de junio, arrancaba con un claro objetivo: brindar la mejor formación a los sacerdotes para  el bien del país. Se partía de una realidad y una necesidad, y se trataba de “conocer las expectativas, elaborar los caminos y tener las estrategias suficientes para la formación inicial de nuestros seminarios y para la formación permanente del presbiterio en las distintas diócesis”.

De ahí que circulasen varios borradores previos a la reunión episcopal, donde se habla de los grandes desafíos de la formación sacerdotal en México, sus luces y sombras, y la urgencia de una nueva espiritualidad que consolide la vocación al servicio de la grey.

Durante la Asamblea, se puso de manifiesto que el constante cambio del mundo, con “circunstancias que están más encaminadas e inmersas en lo temporal, rápido e inmediato”, plantea un desafío al ministerio sacerdotal, por lo que “en nuestros seminarios debemos tener cuidado tanto en la selección de los candidatos como en una formación fundamentada en la fe”.

“¿Cómo en este [nuevo] ambiente podemos tener la motivación suficiente para que el seminarista, como candidato para el sacerdocio, llene su vida de fe y de esperanza, y pueda mirar el mundo de una forma más trascendente? ¿Cómo puede abrazar el celibato sacerdotal, no como una carga, sino como una opción de libertad plena para poder servir también con todas sus capacidades, con todo su tiempo y con toda su preparación, con una gran caridad pastoral en el futuro de nuestro pueblo?”, se interrogaron los obispos.

Son preguntas que surgen en medio de la polémica por algunos escándalos, particularmente de casos de pederastia. Ante ellos, por voz del secretario de la CEM y obispo auxiliar de Texcoco, Víctor René Rodríguez Gómez, se reconoció que “hemos sido testigos de distintos problemas por faltas a la moral de algunos de nuestros sacerdotes y que tienen que ver, sin duda, con la falta de claridad en su opción vocacional, tienen que ver con ciertos vacíos humanos y espirituales que de alguna manera se llenan con caminos equivocados”.

Y, sin hacer señalamientos precisos, agregó: “En esta situación tan delicada, la Iglesia no ha querido disimular; por el contrario, ha querido entrar a la raíz de los problemas y, siguiendo las directrices del Papa, ha preferido ser insistente en la atención pastoral de los mismos sacerdotes y en la atención de las víctimas que han padecido las conductas erróneas de algunos ministros de la Iglesia”.

Paz y elecciones

Como ya es habitual, en las ruedas de prensa posteriores a las sesiones se abordaron toda clase de temas. Así, ante la consabida pregunta sobre la postura de la Iglesia acerca de la política gubernamental en la guerra contra el crimen organizado, el presidente de la CEM y arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes, aprovechó para hacer un llamamiento a la paz, a reducir la militarización, a acabar con la impunidad y a cambiar la estrategia de guerra por una de paz y respeto a los derechos humanos.

También salieron a relucir en los encuentros con los medios los asuntos electorales o una posible visita papal a México en respuesta a la invitación cursada por el Ejecutivo federal.

Al término de la Asamblea, el también presidente del CELAM reiteró la voluntad de la Iglesia mexicana de “formar sacerdotes para que promuevan la justicia; sacerdotes libres y respetuosos de todas las personas para que enseñen a vivir en el respeto, en diálogo continuo y se conviertan en constructores de paz; sacerdotes humildes al servicio de los demás, principalmente de los más necesitados, que en sus acciones se manifieste siempre el amor del Padre y la misericordia de su Hijo Jesucristo; sacerdotes alegres y fieles a su opción vocacional, para que, dóciles al Espíritu Santo, sepan compartir la vida y entregarla si es necesario por amor a su Pueblo”.

Responsabilidad común

A menos de un mes para que Coahuila elija gobernador (3 de julio), y en medio de la profunda violencia y polarización que vive este Estado, los obispos Alonso Gerardo Garza Treviño (Piedras Negras), José Guadalupe Galván Galindo (Torreón) y Raúl Vera López (Saltillo) publicaron una carta pastoral en la que llaman a la concordia y a trabajar por el bien común. Tras un ejercicio de autocrítica, los prelados invitan a los fieles a conducirse con responsabilidad ética y exhortan a los partidos políticos a “no hacerse cómplices de la destrucción y muerte que afecta a Coahuila, permitiendo que sus candidatos vendan las campañas a lobos rapaces”.

En el nº 2.757 de Vida Nueva.

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