Juan Pablo II según las manos de Julia Merizalde

Desde muy niña, Julia Merizalde dibujó, pero confiesa que no imaginó entonces que esa sería en buena parte su pasión y modo de vida. Cuando terminó el colegio, se licenció en educación preescolar, pero su amor por el arte le brotaba permanentemente. Con inspiración y dedicación entregó durante años su talento a una empresa poco común y de la que se enorgullece por el efecto que tuvo.

“Tenía un taller especializado para enseñar arte a niños… de manera que tengo el agrado y el honor de saber que varios de esos niños han estudiado bellas artes y son artistas profesionales, algunos reconocidos…  eso es un honor para mí. Viví mucho tiempo de mi vida con otro artista, nos hicimos y crecimos juntos…  eso para mí también fue muy importante, viajé mucho… soy autodidacta,  no seguí una carrera en arte como tal, y lo que he aprendido lo he aprendido porque me encanta”.
Esta mujer recibió el año pasado lo que a su juicio fue un encargo más por parte de quienes han creído en lo que hace, uno de ellos, el ex presidente Belisario Betancur,
experto en posar sus ojos en el arte y quien junto con otras personalidades de la vida económica y religiosa del país, valoró la experiencia y talento de esta escultora en modelar figuras humanas.  Le pidieron que hiciera un prototipo de Juan Pablo II, lo hizo y le confirmaron el encargo al cabo de un año. Tardó casi ocho meses para concebir una imponente figura (2,60 metros) que deja simplemente mudo por largo rato al que se le acerca… quizás porque captó la esencia y carácter del desaparecido pontífice ahora beato. Vida Nueva  habló con la artista que logró este resultado.
La técnica llegó por la absorción de la experiencia…
Sí, estudiando mucho también, curiosamente nunca había hecho escultura, pinté mucho en pastel… y siempre que iba a museos me quedaba horas enteras observando esculturas… las miraba, las tocaba todo el tiempo y me regañaban… es algo que me encanta y fue viviendo en Nueva York donde empecé a hacer escultura y cuando regresé me dediqué como tal a ello… todo ha sido como paralelo… me metí de lleno a la escultura… pero siempre dibujaba… siempre estando en Nueva York estudiaba, hacía cursos…
Pero también estudió…
En el Arts Students League de Nueva York.
¿Siente que algún artista en especial la ha marcado o influenciado?
No… es que son demasiados… cada época, cada periodo tiene a alguien… No sé, por ejemplo de Rodin me encanta su expresividad, me encanta la escultura de Miguel Ángel… de Gass… en fin, podríamos quedarnos hablando eternamente del tema… y todo el tiempo voy conociendo nuevos y me van gustando otros…  es imposible tener a alguno definido.
¿Cuándo y cómo empezó a vivir de su arte o cuándo le encargaron un primer trabajo?
Eso fue como… en la primera exposición que yo hice… fueron unos dibujos que hice en pastel en una galería que se llamaba La Gallery… que era de un francés que estaba ubicada en la 15 como con 98 tal vez…  eso fue hace muchos años, era una galería pequeña… y me fue muy bien.. vendí toda la exposición y nos pudimos casar.
¿Con el galerista?
No, no,  es un pintor… otro artista, por esa exposición nos casamos. (Se ríe.)
Luego tuve más encargos, fueron muchos… hice mucho retrato en pastel cosa que me encanta y lo manejo como si fuera pintura. Fue una experiencia muy bonita pues muchos de esos niños que pinté en aquella época son adultos y me  encuentro con ellos y como que esa magia que tenían cuando niños todavía la tienen… es algo como que el cuadro va creciendo con la persona.
¿Qué vino después?
A mi regreso después de cinco años en  Nueva York,  fue que me dediqué a la escultura, investigando y mirando qué hacer… entonces hice una exposición grande. Presenté todo lo que había hecho en escultura y fue muy interesante. Tenía varios retratos… siempre me ha gustado mucho como la persona… retratar a la gente… la figura humana me encanta…
¿Figuras siempre conocidas?
En esa época eran más que todo encargos… como artista uno siempre necesita encargos y cosas… vender su obra… y además éramos una familia y vivíamos del arte entonces había que trabajar y me encargaban muchos retratos y eso me gusta mucho.
¿Cómo llega el primer encargo de una figura pública?
Yo siempre había soñado con hacer una pieza y ubicarla en la ciudad, he tratado de trabajar obras y presenté varios proyectos y nunca se dio… y me enteré por una amiga de una galería que había este proyecto con el Ministerio de Cultura de hacer un retrato de Carlos Lleras… y lo presenté y me lo gané… ahí empecé entonces a trabajar. Tiene dos metros con sesenta y hoy está frente a la antigua sede de la Gobernación de Cundinamarca en la Avenida Jiménez con Séptima… y por supuesto hay personas que creen en mí como artista… y una de ellas es el expresidente Belisario Betancur, quien ha sido una de las que  me ha referido en distintos proyectos.
¿Hay más figuras creadas como la que menciona?
Sí, está la de Gabriel Mejía Vallejo, una persona muy querida e importante en el ámbitio educativo, esta pieza, próxima a ser inaugurada. Luego llegó el encargo de Juan Pablo II. Me la encargó la Fundación del mismo nombre, que la lidera Jorge Cardenas Gutiérrez y el expresidente Betancur,  y estoy trabajando ahora mismo en la de Reinaldo Cabrera, que es el fundador de la Cardio Infantil…
¿La tomó por sorpresa el encargo de una figura de otro talante como la de Juan Pablo II?
Sí, claro. Un día me dijeron: “hay la posibilidad de hacer la figura de Juan Pablo II” y hasta ahí llegó la conversación… transcurrió un año y me llamaron. Me pidieron que creara un prototipo y lo presentara a una junta que estaba conformada por el cardenal Rubiano, Jorge Cardenas, el nuncio apostólico monseñor Aldo Cavalli, el ex presidente Betancur… eran como ocho personas  ante quienes presenté el prototipo. Transcurrió otro tiempo hasta cuando me confirmaron, firmé un contrato en septiembre y empecé a trabajar.
¿En qué estado se encuentra ahora?
Está terminado y ahora mismo está fundiéndose. Mi parte de elaboración manual  la culminé ya hace un poco más de un mes. Fue aprobada.  La pieza ha gustado mucho, porque tiene gran fuerza. Ha venido mucha gente a verla: el nuncio, varios sacerdotes, mucha gente incluyendo amigos y familiares míos.
¿Qué comentarios le han hecho?
La gente se ha quedado en silencio frente a su figura… quizás el parecido… Yo retrato la figura interna de la persona, no retrato el forro… como su esencia, que es como el ser dentro de la persona.
¿Cómo logra capturar esa esencia o ese ser interno?
No fue fácil. Apenas me llamaron lo asumí como un reto… y amo mi trabajo y mucho más tratándose de un proyecto de estos, de tal envergadura. Desde ese momento me prestaron libros, me metí a Internet a estudiar la persona de Juan Pablo II: ¿quién era el ser humano? Eso fue lo que retraté, hubo gente que me ayudó a concebir esa esencia, personas como Guillermo León Escobar entre otros, de manera que pude escuchar anécdotas e historias en torno suyo. Eso fue parte de lo que yo quería plasmar en la escultura.
¿Qué fue lo más difícil de reflejar?
Él era una persona fuerte, de carácter, muy puesta y con una energía muy bonita, con una personalidad muy dada a los demás y reflejar todo eso sí que fue difícil.  Entonces ya con la figura construida… la gente que se para cerca decía ¡me va a hablar! Eso es muy satisfactorio. Lo más difícil es manejar la escala a ese tamaño… es un camello.
¿Qué  puede describir de la técnica?
Pues bueno, primero hice el prototipo, y partí de este. Tenía muchas fotos de todas partes, lo más difícil fue lograr la espalda… que no se consiguen muchas fotos de espalda… pero obtuve las que más pude de todo su contorno, logré unas medidas, saqué unos cálculos, de escala puntual y luego se hizo la estructura, una estructura metálica en hierro, alambre… pues si se hace en barro no se imagina el jurgo de barro que se iría y lo que pesa… y el camello para manejar esa mole. Todo eso lo empecé a trabajar a partir de septiembre… todo el tiempo alrededor de la estructura que se fue modelando… subía al andamio a las 8 ó 9 de la mañana y solo bajaba para ir al baño o a comer algo… de manera que solo me bajaba hasta las seis de la tarde. Fueron ocho horas diarias,  incluyendo sábados y domingos Solo interrumpí unos días de diciembre.
Vino entonces el fundidor, Luis Eduardo Castillo, quien sacó unos moldes en silicona y yeso. Se llevó los moldes para la fundición, se sacaron las ceras y se armó nuevamente toda la pieza en cera… posteriormente fui y la corregí… y  ya  se está fundiendo.
¿Satisfecha con su obra?
Sí, realmente estoy muy, muy contenta.  VNC

TEXTO: JIMMY ESCOBAR G.  FOTOS: ARCHIVO PARTICULAR

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