Libro religioso: innovación y especialización

J. L. CELADA –  F. OTERO. Foto: LUIS MEDINA | Con numerosos desafíos y condicionantes, el mercado del libro religioso afronta una etapa difícil pero interesante, como dice el propio Pedro Miguel García Fraile, que recomienda “estar preparados para los duros tiempos que se avecinan”. Tiempos más difíciles cuando al condicionante de ser religiosa se une la condición de modesta. ¿Cómo sobrevivir? “De puro milagro”, responde rápidamente Gabriel Revuelta, director de Ciudad Nueva, editorial del Movimiento de los Focolares.

Para Revuelta, las claves son la búsqueda de autores y contenidos que “interesen a la gente” y “ser fieles a una identidad”. Que pertenezca a un movimiento no garantiza la viabilidad; de hecho, no sobreviviría si dependiera de lo que compran los focolares, que cifra en torno a un 10-15% en el mejor de los casos.

Para José Antonio Martínez Puche, de Edibesa, ser pequeña y religiosa no son condicionantes. Considera que ser modesta es “una ventaja porque cuentan con la mínima estructura personal, para no cargar socialmente a la editorial”. En la cuestión religiosa, explica que el hombre actual sufre desencanto y se acuerda de que puede contar con Dios, lo que justifica el éxito de algunas publicaciones.

La especialización y la innovación son para el director de San Esteban, Ricardo de Luis Carballada, el mejor modo de supervivencia, opinión que comparte el director de la Editorial de Espiritualidad, Juan Antonio Marcos.

Octavio Hidalgo, de Perpetuo Socorro, sostiene que la creatividad y el voluntariado son claves para seguir adelante. Sobre la necesidad o no de aunar esfuerzos, dice que es un tema del que se ha hablado mucho, pero que mantiene interrogantes.

La responsable de edición y producción de Narcea, Pilar Pazos, cree que la clave de que sigan existiendo algunas editoriales religiosas es la fidelidad del público.

En el nº 2.756 de Vida Nueva.

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