Sucumbíos, en busca de la ansiada comunión

El vicariato ecuatoriano sigue inmerso en una incierta transición episcopal

Visita del presidente Correa al obispo Gonzalo López Marañón

J. L. CELADA | El 24 de mayo, la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) daba a conocer un breve comunicado llamando a “robustecer el espíritu de comunión” en el Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos, donde, desde el cambio de administración pastoral a finales del pasado año, las instancias eclesiásticas responsables vienen mostrando su preocupación ante “actitudes y tomas de posición que han dificultado una transición conveniente”.

Ángel Polivio Sánchez Loaiza, obispo de Guaranda y secretario general de la CEE, nombrado el 17 de marzo por el Papa como delegado pontificio para esta diócesis, ha recibido de los carmelitas descalzos “los espacios y tareas” que estaban a su cargo. Y los religiosos, siguiendo las disposiciones del superior general de la orden, han salido de la zona. También los misioneros Heraldos del Evangelio, que tomaron el relevo de la sede, tras “una serena revisión de todas las circunstancias, han considerado oportuno, como un gesto de delicadeza y disponibilidad con el Santo Padre, poner en su manos la comisión recibida”, desvela la nota episcopal.

El mismo texto informa de que, atendiendo a las peticiones cursadas meses atrás, “las arquidiócesis de Quito y Guayaquil, con las diócesis de Ibarra, Ambato, Loja y San Jacinto de Yaguachi, se disponen a enviar algunos sacerdotes diocesanos que colaboren en la labor pastoral al servicio del Vicariato”. Medidas, todas ellas, que pretenden “robustecer el espíritu de comunión para que la unidad de las comunidades cristianas sea testimonio de fidelidad a Jesucristo y a su Iglesia”, ha declarado el propio delegado pontificio.

Ayuno indefinido

Mientras tanto, el mismo día en que la CEE hacía público su comunicado, el que fuera obispo de Sucumbíos durante casi tres décadas iniciaba un ayuno indefinido por la paz y la reconciliación de aquella Iglesia local. Bajo el lema Para curar heridas y reconciliar Sucumbíos, el carmelita descalzo burgalés Gonzalo López Marañón, de 77 años, se instalaba en el patio de la Capilla del Belén, en Quito.

Desde allí, el prelado orará por la reconstrucción del tejido humano, social y eclesial del Vicariato, como vienen haciendo desde el 7 de enero los fieles en una vigilia permanente en el patio de la catedral de San Miguel.

Durante la primera semana, el obispo emérito de Sucumbíos ha recibido numerosas muestras de apoyo y solidaridad, entre ellas, la del presidente del país, Rafael Correa, que acudió personalmente a visitarle.

En el nº 2.756 de Vida Nueva.

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