EDITORIAL VIDA NUEVA | La Iglesia no quiere quedarse al margen, como mera espectadora pasiva, de los cambios que trae consigo la enorme transformación del mundo de las comunicaciones, que algunos equiparan al impacto que produjo la revolución industrial. Por eso, en los últimos tiempos, y empezando por el propio Papa, se recalca la necesidad de formarse para tener una presencia evangelizadora de sentido en el mundo de Internet, el gran areópago global.
Ante la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del 5 de junio, Benedicto XVI nos recuerda –en pleno auge de unas redes sociales que urgen cambios políticos a velocidad de vértigo– que el cristiano, en la Red, ha de ser lo más auténtico posible, para “compartir” esa autenticidad que brota del Evangelio en un universo en donde la persona aún sigue reducida, en no pocas ocasiones, a instrumento. Una tarea, pues, que merece la pena que sea tomada en serio.
En el nº 2.756 de Vida Nueva (del 4 al 10 de junio de 2011).
–
INFORMACIÓN RELACIONADA
- En vivo: San Pablo estaría en Facebook
