“Eminencia, no debe preocuparle España”

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Suena el teléfono en el palacio arzobispal de Madrid. Llamada privada desde Roma para el cardenal Rouco. Al aparato, el cardenal Stalislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos. Saludos y buen tono; anécdotas de la beatificación de Wojtyla. El cardenal polaco entra a saco, preocupado: “Cosa é successo, Eminenza? He visto en la prensa la “movida madrileña” y faltan menos de cien días para la JMJ…”.

Rouco sonríe. Saca pecho y responde preguntando; a la gallega.

Eminenza, ¿afectó en Colonia el movimiento antiglobalización, más allá de unas pancartas en los puentes sobre el Rin? ¿Y la acampada en Sydney protestando por la pederastia? ¿Y la antimanifestación en Londres? ¿Y qué me dice de las protestas en Barcelona? Non é sucesso niente di speciale, Eminenza.

– Leí pancartas que decían: “No hay mejor Iglesia que la que arde….”.

– Vieja doctrina anarquista. ¿Quién informa a su Eminencia? ¡Ay, ay… esas informaciones que calientan la oreja del Papa! ¡Nada tiene que ver una cosa y la otra! En la Puerta del Sol había de todo, aunque no creo que fuera un movimiento tan espontáneo. Había jóvenes incómodos, protestando. Hay muchos jóvenes parados. Ha empezado a haber fuga de jóvenes bien preparados a otros países y, además, no ven que se les solucionen sus problemas ni que se les den alternativas serias. Pero ya sabe… a río revuelto, ganancia de pescadores. Y ha habido muchos que se han aprovechado. Ya le contaré delante de una birra (¡alemana, por supuesto!) mi opinión. No me fío ni de los teléfonos privados. Me sacan declaraciones que ni las he pensado.

– Pero parecía una revolución de jóvenes…

– No, Eminencia. Nada de revolución. Esto no es Egipto, ni Túnez, ni su Polonia natal. Tampoco Saint Germain des Pres, en el 68 francés. Esto es el derecho al pataleo. No hay que perderle ojo, pero no es para tanto. Hay mucha espuma en esto y se derretirá cuando lleguen los exámenes y empiecen las vacaciones.

– Ya, ya, pero es que me sigue preocupando que revienten los actos del Papa.

–No conoce usted bien España. Cada vez que hay una movida, meten a la Iglesia de por medio, como si se les fuera la vida en ello. Todo saldrá bien. He logrado unir a los de derechas y a los de izquierdas para que nos ayuden. Pocos actos aglutinarán voluntades como la JMJ. Ni nos va ni nos viene que se tiren los trastos. Nosotros no debemos entrar en esa guerra. Lo nuestro es dar luz a esos jóvenes desorientados, que están como ovejas sin pastor. Quizás sea nuestro momento. Los políticos no se la dan. Tenemos que hacer del limón limonada y ofrecerles algo. Están sin líder. El Papa sabrá metérselos en el bolsillo.

– Confío en usted. Nos vemos en Madrid. Por cierto, ya el Papa, apenas llegue a Barajas, le cantará Alles Gute zum Geburstag! (¡Cumpleaños feliz!).

– Sí, sí. El tiempo pasa. Setenta y cinco años, y más joven que nunca. La JMJ me está quitando años, me estoy rejuveneciendo. Ya ve cómo me mantengo… Con poco plato y mucho zapato, hay cardenal para rato. Me siento joven y envidio a esos chicos y chicas inconformistas. También yo tuve mi ramalazo de protestón en mis años de Salamanca y en Munich. Eran otros años. Ya, ya le contaré, Eminenza. Auguri. Ciao. Vediamo.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.755 de Vida Nueva.

ESPECIAL MOVIMIENTO 15-M

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