Juan Manuel Pérez

Ateo, biólogo y converso

Nacido en Cali hace 35 años, Juan Manuel Pérez siempre sintió la necesidad de conocer  profundamente el entorno y la naturaleza en general, no obstante su sensibilidad lo llevó a ser un racionalista extremo hasta hacer de él en su primera juventud un ateo. Todo para él debía tener una explicación científica, lo demás simplemente era producto de la mitomanía y la imaginación popular que cree en  milagros como quien cree en la magia.

“Cuando tenía 16 años, erróneamente identifiqué el ser racional con el racionalismo, esto es, con una confianza desmesurada e infundada en la razón humana. Dejé entonces de creer en Dios y me identifiqué con el ateísmo”. “Pensaba entonces que, primero, la ciencia y la fe eran contradictorias y luego, que la ciencia era la única capaz de brindar una explicación racional y por lo tanto, verídica del  universo y de la vida”.
Atendiendo a esa forma de pensar quiso seguir buscando explicaciones en la vida como materia, por lo que empezó a estudiar una carrera en esa dirección. “Deseaba consolidar mi creencia y ampliar mi conocimiento de la génesis evolutiva del mundo material, el único real, y entonces decidí estudiar biología”.
Pero fue estudiando su carrera de biología en la Universidad del Valle, buscando respuestas científicas sobre el origen de todo que se encontró con Dios.
“Durante mis estudios de biología caí en la cuenta de que la ciencia y la fe no se contradecían como concluí cuando tenía 16 años. La biología y la ciencia, comprendidas con rigurosidad abren la posibilidad de la fe”. Fue por esa especie de revelación interna que habiéndose graduado como biólogo, decidió  hacer una maestría en Teología.
“Ha sido la misma motivación por estudiar ciencia la que luego me llevó a interesarme por la teología”.
Actualmente, Juan Manuel vive en Barrancabermeja y trabaja como asesor en el área ambiental del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM).
Recientemente presentó en la Feria del Libro de Bogotá su primer trabajo literario titulado “Del ateismo a la fe cristiana… la experiencia de conversión de un ateto”.  Resultado que explica así: “Escribo un libro sobre una experiencia personal de conversión que integra una reflexión científica, filosófica y teológica en el cual intento clarificar por qué antes no creía en Dios y ahora sí. Por qué antes despreciaba al cristianismo y a la Iglesia Católica y ahora soy un cristiano católico”. En su contenido, también se refiere a los valores de diferentes religiones como el sufismo, el hinduismo y el budismo zen. “En ellas encontré la dimensión más profunda y auténtica de toda religión, me refiero a la dimensión mística y pude corroborar que el cristianismo también tiene una tradición mística muy rica”.
Como todo autor que destaca su obra dice que en esta intenta “conciliar ciencia y fe, biología y teología. Estos dos aspectos son cruciales para mi comprensión de Dios y de la vida ahora. Por lo tanto, siento que pude equilibrar tanto mi formación científica como la teológica de una manera adecuada”. También manifiesta que las claves para hacer de la ciencia un camino coincidente con la fe hay que observar los puntos comunes que recientemente se han revelado. “Que la religión y la ciencia no riñen, siempre y cuando se tenga una percepción mística de  lo religioso y una percepción que podría llamar cuántica de la ciencia. Con la palabra cuántica, simplemente deseo expresar una comprensión científica que integre los nuevos paradigmas científicos de la física y de las neurociencias y, por ende, que no sea la ciencia materialista, reduccionista y mecanicista que niega la fe”, concluye. VNC

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