Una Universidad católica y alejada de dogmatismos

La Ramon Llull, que cumple 20 años, cuenta con 18.000 alumnos y casi 100 titulaciones

El ministro Gabilondo (segundo por la derecha) en el acto de celebración del 20º aniversario

JORDI LLISTERRI. BARCELONA | El 10 de mayo de 1991, el Parlamento de Cataluña aprobaba por unanimidad la creación de la Universidad Ramon Llull, de inspiración cristiana. Era la primera universidad de iniciativa privada que se creaba en Cataluña y la única que ha visto su aprobación refrendada por todos los partidos políticos. Fruto de su desarrollo, es que los 3.000 alumnos y 13 titulaciones ofrecidas en 1991 se han convertido en 18.000 alumnos y casi en un centenar de titulaciones.

Así, cuando se cumplían 20 años de su nacimiento, se conmemoró con un acto en el que estuvieron representadas todas las instituciones que la integran desde su origen, a modo de patronato: la Facultad de Filosofía de la Archidiócesis de Barcelona, la Fundación Blanquerna, el Instituto Químico de Sarrià de los Jesuitas, los religiosos de La Salle y el Círculo de Economía.

Esta diversidad se explica por que, entonces, tales entidades acordaron unificar sus centros de estudios superiores de titularidad católica. La Congregación para la Educación Católica ofreció tres posibilidades al, por aquella época, cardenal de Barcelona, Narcís Jubany: constituir una universidad pontificia, promovida por la Santa Sede; una universidad católica, aprobada por la Congregación; o una universidad de inspiración cristiana, validada por el arzobispo.

La tercera opción fue la elegida y permitió una iniciativa más vinculada a la sociedad civil. Al mismo tiempo, las entidades fundadoras mantienen un voto de calidad en el patronato junto al arzobispo de Barcelona, que también es miembro nato.

El acto de celebración, que tuvo lugar en el Auditorio Cardenal Narcís Jubany, en Barcelona, visualizó el apoyo transversal a la Ramon Llull con la presencia de dos expresidentes de la Generalitat, Jordi Pujol y José Montilla; el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; y el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, quienes presidieron el acto al lado de la actual rectora, Esther Giménez-Salinas. El ministro alabó la “salud social” que ofrece una universidad como la catalana, suponiendo la educación “un bien público” para toda la sociedad.

Formación integral

En el acto, uno de los fundadores, el economista Carles Cuatrecasas, definió la inspiración cristiana de la universidad como “alejada de dogmatismos”, ya que permite trabajar para un “objetivo común: la formación integral de los alumnos”. Esta federación de fundaciones privadas sin ánimo de lucro fue también definida por el consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas-Cullell, como un “modelo de gobernanza muy efectivo”, siendo “ejemplo para las universidades privadas”.

Salvador Pié, uno de los primeros patronos de la Universidad y presidente de la Fundación Blanquerna, describió en su intervención cómo la inspiración cristiana impregna la perspectiva curricular de las titulaciones y el trabajo de los equipos de pastoral. Además, planteó la necesidad de “no esconder ni obviar la importancia de esta inspiración” y el reto de que esta sea “compartida y vivida” con todos los miembros de la comunidad universitaria.

Pié comentó a Vida Nueva la importancia de que “la titularidad católica de la Ramon Llull sea públicamente conocida y que no sea un tema menor”, lo que muestra su participación, “desde su fundación, en la Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC), de la que fue presidente el primer rector, Miquel Gassiot”.

El acto conmemorativo concluyó con la entrega de la Medalla de Oro de la Universidad a los primeros patronos y con la distinción del Galardón de Honor al presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, y al rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro.

Esther Giménez-Salinas, en su discurso de clausura, marcó dos objetivos principales de su universidad: conseguir “alumnos responsables y socialmente comprometidos” y alcanzar “una buena docencia como un pacto de respeto entre estudiantes y profesores”. La rectora también destacó, entre los retos que se marcan para el futuro, la proyección internacional, en un proyecto compartido con las universidades de Deusto y Comillas.

En el nº 2.754 de Vida Nueva.

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