Elecciones 2011: el papel de los católicos

José A. Marina: “El fenómeno ‘¡Indignaos’ tiene arranque de potro y parada de mula”

FAUSTINO CATALINA | La no beligerancia de la Iglesia, su no identificación con ningún partido, no debe confundirse con la indiferencia, recordaban los obispos españoles en La verdad os hará libres (1990), donde apuntaban la necesidad del “liderazgo moral de quienes han sabido integrar lo que son y lo que representan, lo que proponen, lo que piensan, y lo que dicen y hacen” para superar el desencanto de los ciudadanos.

En el documento Los católicos en la vida pública (1986), los obispos ya advertían de los riesgos de que un partido político con mayoría caiga en la tentación de remodelar la sociedad según sus modelos de vida y criterios éticos.

Para Francesc Torralba, director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull, “los cristianos debemos comprometernos en la construcción de la sociedad, lo que significa optar decididamente por el compromiso y por la implicación personal en las distintas formas de expresión social, política y educativa, pues ningún ideario político expresa y contiene la fuerza liberadora y edificante del Evangelio”.

“Frente a los profetas de calamidades –añade el filósofo–, frente al cinismo emergente, frente al nihilismo práctico y a la pasividad de la ciudadanía, el cristiano debe ser voz profética en su tiempo y tiene que ser especialmente receptivo a los grupos más vulnerables de la sociedad para defender sus derechos y su dignidad.

Una reflexión sobre la ética natural

Quien fuera presidente de los obispos españoles, Elías Yanes, reconoce a Vida Nueva que es de suma importancia promover y difundir la reflexión sobre la ética natural y los fundamentos de los derechos humanos, pues “una renovación de la conciencia ética requiere una apertura interior, espiritual, hacia la búsqueda honesta del bien, de la verdad y de la justicia, frente a la dictadura del relativismo”.

Luis González-Carvajal, experto en moral social, apunta, por su parte, que “lo primero es tener verdaderos católicos, personas que han hecho suyos los valores evangélicos y no tengan complejos para manifestarse como tales, y que, hoy por hoy, son una minoría. Y en segundo lugar, que no reduzcan el compromiso cristiano al compromiso intraeclesial, y para ello es fundamental que la educación de la fe incluya una formación seria en la Doctrina Social de la Iglesia y ofrecer cauces de preparación y acompañamiento a quienes, movidos por la fe, se impliquen en estos campos”.

¿Jóvenes realmente Indignados?

¿Ha llegado ya la hora de la protesta, de la movilización social, como propone Stephane Hessel a los jóvenes del siglo XXI en su libro ¡Indignaos!?

Para Torralba, “la regeneración política es necesaria, debe ser transversal y afecta a todos los actores que están implicados en la gestión de la cosa pública. No basta con garantizar que los militantes de un partido asuman su correspondiente código deontológico. Es necesario formar a las nuevas generaciones de políticos en valores fundamentales, como la honestidad, la transparencia, la veracidad, la responsabilidad, el servicio y el respeto a los bienes públicos”.

Para José Antonio Marina existen, efectivamente, síntomas de malestar, aunque califica fenómenos como el Indigne-vous de Hessel de “hervores de chocolatera”. “Tienen arranque de potro y parada de mula. Los cambios de cultura son lentos y difíciles”.

“El problema –sigue el filósofo– es que nos hemos acostumbrado a vivir en esta situación, e incluso nos resulta cómoda porque genera un sistema de excusas interminable. ¿Por qué voy a trabajar yo si nadie trabaja? ¿Por qué voy a ser yo cuidadoso con los bienes públicos si no lo son los políticos, que tienen que administrarlos? En España provoca sarpullidos sociales la mención de la excelencia porque todo el mundo se siente amenazado por ella. ¡Qué pesadez, tener que ser excelente!”.

Según el profesor de Sociología Fernando Vidal, para salir de este preocupante momento es necesario “un modelo distinto de formación de los jóvenes de los partidos políticos; que el voluntariado social genere una mayor reflexión sobre la responsabilidad política; y que la pastoral de la Iglesia incorpore una ‘pastoral del compromiso en partidos políticos’, que realmente sea plural y efectiva, y que genere bases para la creación de una red futura de católicos comprometidos en los distintos partidos”.

En el número 2.753 de Vida Nueva (reportaje completo para suscriptores).

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