Mérida-Badajoz impulsa la Mesa del Laicado

F. J. PÉREZ VALERO. MÉRIDA | Desde hace algunas semanas, en las parroquias de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz se reparten despertadores de papel con un lema: ¡Es la hora! Es el motivo utilizado para difundir la Mesa del Laicado, un proyecto diocesano que pretende implicar a más de 4.000 personas. Tal y como explica a Vida Nueva la delegada episcopal para el Apostolado Seglar, Clarisa Pinheiro, con esta iniciativa se pretende poner en marcha grupos de reflexión que trabajarán sobre cuatro temas en los que se reflejan las grandes encrucijadas de los laicos en el seno de la Iglesia, con el fin de “estar despiertos, en medio de una realidad que, en ocasiones y como poco, desconcierta al creyente”.

Entre los temas a tratar, se encuentran el sacerdocio común, la celebración de la fe, la diversidad de carismas, la condición del laico como protagonista en la tarea de la Iglesia y su compromiso en la vida pública. De los grupos parroquiales saldrán unas conclusiones y, con ellas, se convocará un Congreso de Apostolado Seglar, que tendrá lugar durante el próximo otoño.

La Mesa –“porque ese término suscita cercanía, sensación de compartir”– ha comenzado ya sus primeras actividades. En un primer momento, se ha lanzado una amplia campaña de difusión a todas las parroquias. Hasta el mes de junio, con la primera fase, será el turno de la participación y el diálogo. “No se trata solo de que nos sentemos los cristianos que hemos asumido un compromiso en nuestras parroquias, sino que también va dirigido a esas otras personas que los domingos van a misa con sus niños pero no tienen un compromiso dentro de la parroquia”, indica la delegada episcopal.

Tiempo para desperezarse

“Hablar de la hora de los laicos es tanto como hablar de la hora de la Iglesia”, asegura Pinheiro. Quien añade: “Es el momento privilegiado de repensar, redescubrir nuestros propios orígenes y avivar nuestras raíces; tiempo de desperezarse y ponerse en acción; de reflexionar sobre nuestro ser cristianos laicos, ciudadanos de nuestro tiempo y corresponsables en la tarea evangelizadora de la Iglesia”. Todo este proceso, recalca, “no constituye un punto de llegada, sino un punto de partida”.

Para ello, “los destinatarios son todos los cristianos de la Iglesia de Mérida-Badajoz: sacerdotes, religiosos y laicos”. Sin embargo, por diferentes motivos, donde tradicionalmente se viene trabajando es esencialmente en los ámbitos intraeclesiales, dejando “los asuntos del mundo” fuera de las expectativas pastorales y de compromiso.

“Es ahí donde habría que poner toda la carne en el asador –señala– para mostrar a ese mundo, que es el nuestro, la novedad de Jesucristo, la Buena Noticia que se concreta en la tarea de una Iglesia que acoge, que tiene una propuesta que ofrecer al hombre de hoy, que quiere ser cercana sobre todo con los más pobres, que es servidora y ofrece alternativas de vida a la persona”.

El protagonismo de los laicos, a juicio de la delegada, puede ser muy variado: “Desde los servicios pastorales tradicionales de la comunidad: catequesis, acción caritativo-social, liturgia o pastoral familiar. Pero también en otros ámbitos importantes de la vida de la Iglesia, como los consejos pastorales parroquiales, arciprestales o diocesanos”. Por eso, Pinheiro recuerda que “en nuestra archidiócesis hay nueve delegados episcopales laicos. Esto supone un gran avance y una apuesta decidida, pues es pasar de las palabras a los hechos”.

Documentos para la reflexión

En el origen de esta iniciativa aparece una propuesta que el Consejo Diocesano de Pastoral realizó al arzobispo, Santiago García Aracil. Se trataba de que el laicado ocupara el campo de acción prioritario del Plan Pastoral Diocesano. Y, para ello, era necesario poner en marcha “una acción significativa”.

Y aquí están los despertadores, “para potenciar el protagonismo del laico cristiano, en la Iglesia y para el mundo. Partiendo de la Carta a Diogneto, los laicos reflexionarán utilizando documentos del Vaticano II, la Exhortación apostólica Christifideles Laici, de Juan Pablo II, el documento de la Conferencia Episcopal Española Cristianos Laicos, Iglesia en el Mundo, las cartas de García Aracil a los colaboradores, el Sínodo Diocesano de 1992 y la Asamblea pacense.

En el número 2.753 de Vida Nueva

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