Haití, un ‘kairós’ para la vida religiosa latinoamericana

Estos 37 participantes fueron no a dar sino a recibir, a escuchar, a aprender

Para nadie era un secreto que la Junta de este 2011 en Puerto Príncipe era al mismo tiempo una temeridad y una profecía, y la Presidencia, responsable de su compleja organización, fue siempre consciente de este doble atrevimiento.

Por una parte, la ciudad quedó deshecha con el terremoto y sus estructuras logísticas se desplomaron aún más con el  huracán que arreció después, y la epidemia del cólera amenazó y afectó no solo la salud sino el tejido social de todo el país, tal como sucedió también con los resultados electorales: ambos factores desataron airadas revueltas populares. De hecho, las instancias que habían apoyado la decisión alcanzaron a insinuar a última hora un aplazamiento porque la publicación de resultados de la segunda vuelta de la elección presidencial el 4 de abril, precisamente cuando comenzaban a llegar los participantes, era una real amenaza por ejemplo para el funcionamiento del aeropuerto.
Pero, de otro lado, si “Haití no existe” como lo afirmó Christophe Vainy en 2004, si su drama es ético, si los últimos meses desnudan un cataclismo histórico, si los campamentos de refugiados son resultado no solo de la falta de gestión sino de una sociedad excluyente, si lo único que demuestra la ayuda internacional es su propio  fracaso, si los resultados electorales denotan una pérdida colectiva de la memoria … Si el lema de la CLAR de este trienio es: “escuchemos a Dios donde la vida clama”, Haití se merecía estos riesgos.
Una Junta Directiva congrega estatutariamente a la Presidencia y a las presidentas y presidentes de la Conferencias Nacionales. Esta vez atrajo la presencia de casi todo el equipo de teólogas y teólogos, una representante de la Conferencia de Religiosas de Estados Unidos -LCWR, otra de España- CONFER y otro del CELAM, y dos funcionarios del secretariado general. Estos 37 participantes, que se concentraron entre el 9 y el 12 de abril, fueron, no a dar sino a recibir, a escuchar, a aprender. Con esta actitud se acercaron a los “nuevos escenarios” de Cité Soleil, los campamentos de refugiados, las experiencias inter-congregacionales de las Conferencias de Brasil y Ecuador, donde se concentran los conglomerados humanos más explosivos, y al servicio para la recuperación post-traumática de la presencia también inter-congregacional de Canadá y de la Célula de Ayuda Psicosocial, en la ciudad; y en el campo, a Leogane, epicentro del terremoto, y a Kazal, ejemplo de respuesta evangelizadora con las comunidades eclesiales de base.
Y vislumbraron el rostro de “los sujetos emergentes” al escuchar la voz interpretativa del Nuncio Apostólico, Monseñor Bernardito Auza; de un joven pastoralista, P. Lissaint Antoine, que trabaja en el Servicio Jesuita para los Refugiados; de un curtido teólogo, P. William Smart, que dirige el Centro Inter-congregacional de Formación Religiosa, CIFOR; y de una educadora psicóloga, H. Matilde Moreno, española inserta en Haití desde hace varios años. Del mismo tono pero más explícitamente eclesial fueron las homilías del mismo Nuncio, del Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Louis Kébrau, y del Arzobispo de Puerto Príncipe, Monseñor Guy Poulard.
A los clamores de: las necesidades básicas, la dignidad e identidad de las personas, las relaciones generadoras de vida y los procesos de fe y de Iglesia, intentará dar respuesta la CLAR con el apoyo a proyectos de: escucha de la voz de la Vida Religiosa, recuperación del tejido social, formación evangelizadora, cambio sistémico y nueva sede de la Conferencia Haitiana de Religiosos, CHR. La Presidencia se apresurará a compartir y mantener vivo este acontecimiento que marcará su historia, con la  dedicación a Haití del próximo número de la Revista CLAR, y hará lo posible porque oriente y anime la respuesta de las Conferencias Nacionales con la ayuda de la recientemente conformada comisión Haití-CLAR.
La Junta Directiva constató que Haití es realmente un kairós gracias al apoyo de las directivas de la CHR, del Nuncio Apostólico, de los padres Scalabrinianos, las Hermanas Dominicas de la Presentación y la comunidad del Foyer de Charité Sainte Marie que la alojaron en sus casas, y de las comunidades religiosas que la acogieron en sus lugares de trabajo y la edificaron con su testimonio. VNC
Gabriel Naranjo Salazar, CM
Secretario General de la CLAR

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