Inaceptable

CAMILO MACCISE | Ex presidente de la Unión de Superiores Generales

“El alejamiento de los fieles se debe a otras causas mucho más serias en la vida de la Iglesia católica. Atribuirlo a los llamados abusos litúrgicos no solamente no responde a la realidad, sino que es inaceptable”

Cuando no se tiene un contacto con la realidad de una Iglesia y de un mundo pluriformes, es fácil afirmar cosas que se apoyan en teorías que no responden a la vida concreta. Eso es lo que le sucede a Nicola Bux, teólogo y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la Oficina de las Celebraciones del Sumo Pontífice.

En un libro suyo, recientemente publicado en italiano, Cómo ir a la Misa y no perder la fe, afirma que un debilitamiento de la fe y la disminución del número de fieles hoy en día podrían atribuirse a los abusos litúrgicos y al giro antropológico de las celebraciones actuales. La solución, según él, sería mantener en todas partes la liturgia romana, relanzarla y observar fielmente todos sus ritos y ceremonias.

Está claro que el autor no tiene en cuenta el tanto por ciento bajísimo de la asistencia a la Misa, especialmente en los países europeos. Por otro lado, está el hecho, confirmado por los que trabajan en la pastoral directa, de que más bien las liturgias separadas de la vida y que no se encarnan en las diferentes culturas son causa de alejamiento de multitud de fieles.

Ciertamente, ha habido abusos litúrgicos, pero son los menos, y no se puede generalizar y dar la impresión de que cualquier adaptación al pueblo de Dios, que celebra en diferentes contextos culturales y eclesiales dentro de un respeto de las normas litúrgicas, sea traicionar su sentido original y que en el centro ya no está Dios, sino el hombre con el bagaje de sus preguntas existenciales, como sostiene el propio Bux.

Además, el alejamiento de los fieles se debe a otras causas mucho más serias en la vida de la Iglesia católica. Atribuirlo a los llamados abusos litúrgicos no solamente no responde a la realidad, sino que es inaceptable.

En el nº 2.752 de Vida Nueva.

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