Las minorías cristianas temen actos de represalia tras la muerte de Bin Laden

El cerebro del 11-S muere en una operación militar de los Estados Unidos


MARÍA GÓMEZ | El lunes 2 de mayo el mundo amaneció (hora española) con la impactante noticia de que los Estados Unidos habían asesinado a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda e ideólogo de los atentados del 11-S. Bin Laden cayó en una casa fortificada de Abbottabad (Pakistán), en una operación relámpago de soldados de élite de la Marina estadounidense, desarrollada el domingo 1.

La muerte del terrorista más buscado del mundo es un ejemplo de que “América puede hacer cualquier cosa que se proponga”, aseguró el presidente Barack Obama. Para el premio Nobel de la Paz, “no importa cuánto tiempo haga falta, se ha hecho justicia”.

Mientras se aclara si los soldados dieron a Bin Laden la oportunidad de rendirse antes de pegarle un tiro en la cabeza, si este les hirió o si ni siquiera iba armado; y se esperan las imágenes que confirmen que no se trata de un montaje, distintos representantes de la Iglesia católica han reaccionado a la noticia, con manifestaciones muy lejanas al triunfalismo.

El mismo lunes por la mañana, la Santa Sede, alertó contra una posible respuesta violenta por parte de los terroristas de Al Qaeda. “Osama Bin Laden, como sabemos todos, tuvo la gravísima responsabilidad de difundir división y odio entre los pueblos y de instrumentalizar las religiones con ese fin”, declaró el director de la Oficina de Prensa vaticana. “Frente a la muerte de un hombre, un cristiano no se alegra nunca –expresó el P. Federico Lombardi, quien, no obstante, añadió–, pero reflexiona sobre la grave responsabilidad de cada uno ante Dios y ante los hombres y espera y se compromete para que cualquier acontecimiento no sea ocasión de un aumento posterior del odio, sino de la paz”.

Para Massimo Introvigne, representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la lucha contra el racismo y la discriminación de los cristianos, lo importante ahora es que “los gobiernos de Pakistán y demás países donde las minorías cristianas son amenazadas por el ultra-fundamentalismo islámico” protejan a estos ciudadanos, dice en una nota del 2 de mayo.

“Un objetivo fácil”

Es lo que se pide desde India, Filipinas o Pakistán. “Nosotros somos un objetivo fácil, dado que no pueden atacar a los Estados Unidos. Pedimos seguridad; el Gobierno debería controlar que no se produzcan actos de venganza”, señala el arzobispo emérito de Lahore, Lawrence Saldanha. En palabras a la agencia católica asiática UCA News, el arzobispo mostró, con todo, su esperanza de que a partir de ahora se reduzca el radicalismo militante que ha sufrido Pakistán en los últimos años: “Muchos veían a Bin Laden como un héroe de la revolución islámica, pero era un modelo de extremismo y una amenaza para la paz mundial. Su muerte cambiará el perfil del extremismo, lo descentralizará y desmitificará”, desea el prelado.

En la misma línea del mensaje vaticano, el arzobispo de Islamabad, Anthony Rufin, aseguraba: “Para el ánimo de un cristiano nunca es una alegría la muerte de un hombre, aunque este sea un enemigo. Con motivo de la muerte de Bin Laden quisiera recordar el mandamiento supremo del mensaje cristiano: Amad a vuestros enemigos”.

El arzobispo también ha querido insistir en “nuestro absoluto respeto por el islam y los musulmanes de Pakistán”, con los que “creemos que es posible compartir caminos de diálogo y colaboración para construir una nación pacífica”

Situación “tensa” en Pakistán

Ante el riesgo de ataques violentos contra objetivos cristianos por parte de grupos talibanes, en las principales ciudades de Pakistán (Islamabad, Lahore, Karachi o Multan) se han doblado las medidas de seguridad, cerrando escuelas e instituciones cristianas y vigilando iglesias y barrios cristianos. Paul Bhatti, consejero especial del Gobierno para las Minorías Religiosas (sustituye a su hermano Shabahz, asesinado el pasado 2 de marzo), ha confirmado a Fides que “la situación es tensa. Hay, de hecho, un gran miedo a las reacciones, absolutamente sin sentido, contra las minorías cristianas. El Gobierno está prestando mucha atención a las medidas preventivas”.

En el nº 2.752 de Vida Nueva.

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