José Luis Redrado: “En la sanidad, la Iglesia debe ser más madre que maestra”

El obispo navarro es el secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud

DARIO MENOR. Roma | Con 75 años recién cumplidos y un cuarto de siglo a las espaldas como secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, el obispo navarro José Luis Redrado, religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, espera la jubilación.

Mira hacia atrás y afirma que la pastoral de la salud “ha dado un gran salto en todo este tiempo, aunque todavía queda mucho por hacer”, y recuerda que los obispos son “los primeros llamados” al ejercicio pastoral con los enfermos. Hombre del Concilio y con la libertad intacta, se define “amigo de abrir las ventanas en la Iglesia”, aunque esto suponga “que haya que coger algún constipado”.

– La pastoral sanitaria ha evolucionado en los últimos 25 años, pero cuando explica a los obispos cómo debe ser, ¿le hacen caso?

– Se trata de que descubran la necesidad. El Pontificio Consejo ha sido una mediación extraordinaria porque ha hecho de “despertador”. Ahora comienza una nueva etapa. Se ha dado un salto cualitativo y cuantitativo tremendo en la pastoral de la salud a nivel mundial, aunque hay que afrontar nuevos retos, como la formación. Los obispos no deben olvidar que pueden enviar sacerdotes, religiosos y laicos para que se formen en la pastoral sanitaria. Son, además, los primeros que deben atender a los enfermos.

– ¿Además de la formación, qué otros retos tiene esta nueva etapa?

– Uno muy importante es el cultural. Estamos en una cultura de la muerte: aborto, eutanasia, drogas, vacío existencial… Supone un reto enorme para todos y para la Iglesia, que debe atender los tres momentos más importantes de la vida: nacer, crecer y morir. No debemos estar en esta sociedad solo para criticarla y condenarla, debemos ayudar. Estamos llamados también a saber transmitir la maravilla del Evangelio con nuevo ardor, nuevos métodos y expresiones. La Iglesia tiene la responsabilidad de aprender a comunicar mejor en el ámbito sanitario.

– ¿Cree que la Iglesia sigue el paso al avance científico?

– Creo que el diálogo entre fe y razón se ha desarrollado mucho. Este diálogo se hace armonizando teoría y práctica. La reflexión debe conectar con la vida de las personas, de la sociedad. La Iglesia es madre y maestra, y debe conjugar estas dos cosas en su reflexión. A veces juega más a ser maestra que madre. En el medio de las dificultades del sector sanitario, la Iglesia, sin dejar de ser maestra, me gustaría que fuera más madre; madre que acoge, que comprende y acompaña en el dolor.

Más allá del sida

– ¿Cuáles son las enfermedades que más preocupan al dicasterio?

– Es verdad que el sida mata a mucha gente, pero hay otras muchas enfermedades también terribles y olvidadas, como pueden ser la malaria, la tuberculosis o la sordera. La lepra es otra enfermedad olvidada. Se recuerda la Jornada, el último domingo de enero, pero luego se olvida. Es una vergüenza, la lepra debería haber desaparecido ya.

En el nº 2.751 de Vida Nueva (entrevista completa para suscriptores).

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