‘Cartas a Dios’: la muerte en rosa

Llega al cine la adaptación de la novela ‘Oscar y Mamie Rose’

J. L. CELADA | Quién le iba a decir a Édith Piaf, cuando popularizó La vie en rose allá por los años 40, que varias décadas más tarde un compatriota suyo, Eric-Emmanuel Schmitt, (d)escribiría y filmaría “la muerte en rosa”. Porque –sin ánimo de frivolizar sobre tan inapelable realidad– bien podría titularse así el segundo trabajo detrás de la cámara del dramaturgo galo.

Aunque bautizado en España como Cartas a Dios, se trata de la adaptación al celuloide de su exitosa novela Oscar y Mamie Rose, traducida a decenas de idiomas y que permaneció durante más de tres años en las listas de libros más vendidos en su país.

Si la gran dama de la canción francesa ponía antaño voz a los sentimientos de una mujer enamorada, el padre literario de El señor Ibrahim y las flores del Corán o de la cinematográfica Odette Toulemonde (Una comedia sobre la felicidad) airea aquí otras intimidades. Son las confidencias, los temores, las dudas que un niño gravemente enfermo transmite a su Creador, y que se elevan al cielo en puntuales misivas arrastradas por globos. Un poético recurso con el que culmina el juego propuesto por su curiosa acompañante tras la primera visita: vivir cada día como si transcurrieran diez años.

Ni los padres, ni los médicos, ni los otros pacientes… Nadie como esa malhumorada pizzera vestida de rosa (un color que no parece casual en el lúgubre ambiente hospitalario) para enseñarle sobre la vida, el dolor y la muerte. Al abrigo de la complicidad que se establece entre ambos, el pequeño descubrirá lo que significa enamorarse, sobrellevar preocupaciones o asumir responsabilidades; pero también aprenderá a sentirse más cerca de ese Dios que sufre en la cruz, el mismo al que pide con naturalidad valentía y paciencia para afrontar su inminente y fatal desenlace.

En el nº 2.751 de Vida Nueva (reseña íntegra para suscriptores).

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