Una cosmovisión indígena que ayude a inculturar la fe

Lima acogió el IV Simposio Latinoamericano de Teología India organizado por el CELAM


PABLO ROMO CEDANO | Desconocida por unos, malentendida y atacada por otros, la llamada Teología India se esfuerza por demostrar su validez y ofrecer su aporte a la teología, a la inculturación de la fe y a la encarnación de la Iglesia”. Así arranca la reflexión del obispo de San Cristóbal de Las Casas (México), Felipe Arizmendi, al hacer balance del IV Simposio Latinoamericano de Teología India convocado recientemente en Lima (Perú) por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y donde se hizo presente la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Estos encuentros –como relataba el documento del III Simposio– tienen su origen en 1996, y fueron impulsados por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto del citado dicasterio vaticano: “Primero, se convocó a los obispos presidentes de las Comisiones Doctrinales de América Latina en la ciudad de Guadalajara (México), para realizar un diálogo en torno a los principales problemas doctrinales, entre los cuales se estudió lo relativo a la Teología India”.

Sucesivamente, el propio Ratzinger animó a las directivas del CELAM a que propiciaran una reunión de obispos y teólogos en Oaxaca (México), para profundizar en los principales puntos relativos a esta manera de hacer teología; y luego se organizó un simposio en Riobamba (Ecuador) para recoger las principales inquietudes doctrinales en torno a las Semillas del Verbo y la metodología de dicha teología. Dentro de esta dinámica, se han llevado a cabo varios encuentros regionales en los que los participantes “han tratado de tener un conocimiento más directo de lo que los pueblos indígenas de América Latina conciben acerca de los nombres de Dios y la Iglesia, para tratar de responder, como teólogos y pastores, a las inquietudes que han surgido en torno a la teología de las comunidades indígenas”.

Bajo el lema El sueño de Dios en la creación humana y en el cosmos, este IV Simposio giró en torno a la “Teología de la creación en la fe católica y en los mitos, ritos y símbolos de los pueblos originarios cristianos en América Latina”, y –entre el más de medio centenar de participantes– estuvieron presentes el responsable de la Sección de Pueblos Originarios del CELAM y obispo de La Verapaz (Guatemala), Rodolfo Valenzuela; el presidente del Departamento de Cultura y Educación y arzobispo de Santiago (Chile), Ricardo Ezzati; y el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo Luis F. Ladaria.

El objetivo de los presentes fue “discernir las semillas del verbo (revelación) en los relatos cosmogónicos de los pueblos originarios a la luz de la Palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia para fortalecer una evangelización inculturada en el espíritu de Aparecida y así colaborar en la salvaguarda de ‘nuestra hermana-madre tierra’ (DA, 125) y del planeta”.

Entre las conclusiones de esta cita, se puso de manifiesto que “Cristo está presente en todas las culturas” y que es preciso hablar conociendo “el corazón de la cultura de los pueblos originarios y en solidaridad con ellos”. “Los auténticos protagonistas de la inculturación –se subraya más adelante– son los pueblos originarios, con sus líderes espirituales, como verdaderos discípulos de Jesucristo”, con “un papel activo en su comunidad”, y “los agentes de pastoral deben comprometerse con sus proyectos de vida”.

Valorar sus aportes

De ahí que, tras reconocer la existencia de la Teología India, invitan a valorar sus aportes, a que se conozca la cosmovisión indígena en las casas de formación y seminarios, y a “avanzar en una cristología pascual pneumática y cósmica”. Se trata, en fin, de “descolonizar los modos de pensar, saber y sentir de los agentes de pastoral para impulsar una verdadera conversión (cfr. DA, 96)”. De igual forma, se concluye que es preciso dialogar y articular procesos eclesiales con movimientos indígenas; asumir la diversidad querida por Dios desde los orígenes, y que no es un invento humano; y reconocer que la belleza y la sabiduría de Dios se manifiestan tanto en la diversidad cultural de la vida de los pueblos como en la biodiversidad.

Y es que –como recuerda el propio Arizmendi– la Teología India “no ha elaborado tesis doctrinales como las que conocemos, pues su método no procede a base de raciocinios especulativos, sino según el modo cultural de los indígenas, que es más simbólico, mítico, figurativo, concreto y contemplativo. Su interés fundamental es coadyuvar a una vida más digna y plena de los pueblos originarios”.

En el nº 2.750 de Vida Nueva

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