Libros

Iglesia, campo de misión


Un libro de Antonio Alcedo Ternero (PPC, 2010). La recensión es de Jesús Sastre.

Iglesia, campo de misión

Autor: Antonio Alcedo Ternero

Editorial: PPC

Ciudad: Madrid

Páginas: 94

JESÚS SASTRE | Esta obra pertenece a la colección Didajé, cuyos temas, actuales y urgentes para la pastoral de la Iglesia, pretenden ayudar a la formación permanente del cristiano y a la iniciación cristiana. Su autor es Antonio Alcedo, conocido catequeta por formación, experiencia pastoral y publicaciones.

El libro parte de una rotunda afirmación de Pablo VI: “Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma” (EN, 15). Estamos hablando, pues, de la urgencia de la autoevangelización y de cómo hacerla, algo que se inserta en la propia dinámica de la evangelización: para que la Iglesia sea evangelizadora, ha de dejarse evangelizar. “Estamos con ello reconociendo una necesidad, a la vez que hacemos una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos” (p. 13). Aquí ha estado el fallo de la Iglesia en el postconcilio: suponer que nuestros fieles estaban lo suficientemente convertidos y preparados para ser evangelizadores de otros.

La reflexión parte del análisis de la realidad pastoral: mucho esfuerzo catequético y poca respuesta, y una catequesis “a la medida de los niños”. Carencias asociadas a un cierto modelo de Iglesia que, a pesar de las aportaciones del Vaticano II, no hemos logrado superar; en buena medida, seguimos alimentando un cristianismo sociológico sin experiencia adulta de la fe. La mediocridad de la vida cristiana es lo que nos ha impedido poner a la Iglesia en estado de misión.

Estamos de acuerdo en la tarea pendiente y urgente que plantea el autor: ¿cómo hacer que nuestras comunidades y sus miembros lleguen a ser en verdad evangelizadores? La respuesta la desarrolla a partir de EN: nuestras comunidades “necesitan escuchar sin cesar lo que deben creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor”. A continuación, comenta las actitudes y aptitudes para la autoevangelización: dejarse evangelizar, detectar las grandes preguntas del ser humano, el lugar central de la Palabra, un contexto de diálogo, clima de oración, compartir los sentimientos y decir la fe con nuestras palabras. Y termina con una acertada propuesta práctica a la luz de la primera carta de Pedro; el objetivo final es la construcción de la Iglesia al estilo del Vaticano II.

El valor del libro reside en su reflexión sobre un tema importante y previo a la acción misionera de la Iglesia. Se lee bien y aporta un itinerario de reflexión que puede ayudar a grupos de adultos y pequeñas comunidades a responder al reto de la autoevangelización.

En el nº 2.749 de Vida Nueva.

Actualizado
08/04/2011 | 09:26
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