El paro sigue siendo un drama

La Pastoral Obrera de Ávila llama a tomar conciencia ante los desempleados

FRAN OTERO | Con la mirada puesta en acontecimientos dramáticos e importantes como la catástrofe natural y nuclear de Japón, la guerra en Libia o los debates más nacionales sobre ETA o la sucesión de Zapatero, parece que ha quedado en el olvido que en España hay más de cuatro millones de parados, personas con nombre y apellidos que viven buscando un empleo y que ven, impotentes, cómo se acaban los subsidios. De alguna manera, el Secretariado de Pastoral Obrera de la Diócesis de Ávila ha querido devolver la cuestión al centro de la actualidad con dos actos  los días 24 y 27 de marzo bajo el lema Los parados, un reto para la sociedad y la Iglesia.

Así, esta iniciativa se desarrolló con una charla-coloquio sobre el desempleo, donde se analizaron la situación social y la realidad tanto en España como en Ávila, en la que hubo tiempo para que los parados hablaran de sus historias y experiencias en torno a esta problemática.

El otro evento, con mayor visibilidad pública, tuvo como escenario las calles de Ávila. Jóvenes y no tan jóvenes, en torno al centenar de personas, recorrieron la ciudad de santa Teresa para expresar públicamente su preocupación e invitar a una mayor concienciación social. Los más jóvenes pusieron la nota de color al evento, en el que también se repartieron octavillas con testimonios de desempleados, tocando instrumentos musicales.

Precisamente, el Secretariado de Pastoral Obrera hace hincapié, en un mensaje, en “el gran problema social” que constituye el paro. “Hablar hoy del paro es hablar de un drama que están sufriendo muchas personas en nuestro país y ciudad. Las cifras son escandalosas”, añade.

Verdaderas víctimas de la crisis

Además, pone de manifiesto que la carencia de trabajo priva a las personas, además de su principal medio de subsistencia, “de la principal herramienta de realización personal e integración social”. Recalca, sobre todo, que detrás de las cifras “hay rostros concretos, familias que están pasando por verdaderos apuros para pagar la hipoteca, el alquiler, la luz, el agua o la alimentación”. “El paro prolongado provoca una crisis social permanente, familias que vivían desahogadamente se han visto de la noche a la mañana arrojadas a la pobreza; un verdadero drama”, lamenta este organismo diocesano.

Concluye apuntando que este problema es, para la Iglesia, “una preocupación permanente que nace de nuestra fe en Jesucristo”, mientras que para la sociedad se convierte en una “herida sangrante”. “Los parados son las verdaderas víctimas de la crisis mundial. Crisis provocada por el sistema financiero y con consecuencias desastrosas para miles de personas”.

En el nº 2.748 de Vida Nueva

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